“Me gusta el sabor
de la carne. De verdad, me gusta. Si lograra hallar una cura a lo que sea que
nos está pasando... Si las cosas volvieran a ser como eran antes... o algo
parecido... Creo que seguiría comiendo gente. Y eso me aterra. De verdad.”
Me
resulta imposible comenzar una crítica de esta obra, igual que de cualquier
otra del noveno arte, sin antes recomendaros leer ese fastuoso blog que es Superman Lee a Poe por dos sencillos motivos: el primero, que molan mucho; y el segundo,
que el señor Panmios es mi proveedor oficial de droga comiquera la mayoría de
las veces. Y así ha resultado ser en este caso.
Llevaba
tiempo queriendo hincarle el diente, y nunca mejor dicho, a este crossover de
Marvel del que había oído hablar hasta la saciedad, y del que había recibido
críticas muy dispares. Temí que la expectación me llevara a sentirme
defraudado... algo que en cierto ligero punto sucedió, pero que en general no
resultó ser así. Y ahora os contaré por qué.
La
historia de esta serie limitada se remonta a finales de 2005, cuando Mark
Millar y Greg Land escriben un arco de tres capítulos llamado “El cruce” para
sus Ultimate Fantastic Four, que
pretendía ser un esperado crossover que uniera por primera vez (a menos que me
equivoque) el universo Ultimate de Marvel, y el universo de Marvel tradicional.
Sin
embargo, la cosa se desvió, y lo que pretendía ser una historia de crossover
entre ambos universos se convirtió en una historia de terror en que el universo
Marvel tradicional no era tal, sino que tenía ciertas particularidades (que
pasaré a explicar luego) que lo hacían único: la principal de ellas, que un
virus zombie había asolado la Tierra, convirtiendo a los superhéroes en
máquinas asesinas hambrientas de carne humana, metahumana o de aquello que se
pusiera por delante.
La
historia, como digo, se presentó en esos tres números, aunque cobró verdadera
identidad cuando en 2006 encargan a Robert Kiakman (el escritor del cómic de The Walking Dead) y Sean Phillips
realizar una miniserie de cinco capítulos que explore ese universo creado por
Millar y Land. Presentada ya la historia, entran ellos directamente a narrar la
lucha de los superhéroes infectados contra aquellos que aún siguen siendo
“normales”, y el panorama de una tierra en la que, por cierto, solo vemos a
humanos normales en una ocasión, a pesar de que se mencionen mucho. Y nunca
como zombies, solo como comida... ¿Acaso el virus solo ataca a metahumanos? Qué mala leche. Tendría sentido,
científicamente hablando, como la mejor vía de supervivencia... Pero me estoy
desviando.
El
núcleo central de la trama lo llevan algunos de los superhéroes más conocidos
de Marvel: Hank Pym, Capitán América (en esta versión Coronel América, una de esas sutiles diferencias con el universo
Marvel tradicional), Luke Cage, Thor, Iron Man, Hawkeye, Lobezno, Hulk,
Spiderman, Magneto... y muchos otros que pululan por ahí, con más o menos
protagonismo (como La Avispa, Pantera Negra, Nova o DareDevil).
El
acierto principal que le veo a esta creación es, principalmente, el de sus
personajes. Por una parte, por el hecho de plantear la historia con personajes
de entre los más conocidos, cosa que no solo lo hace más asequible a un lector
ocasional, sino que le otorga un mayor atractivo a la historia. Quiero decir,
estaría muy bien ver a una versión zombificada de Pícara... pero es mucho más
divertido ver a Lobezno como no-muerto con mucha
mala leche, destrozando a todo lo que se le pone por delante.
Y
no ya el hecho de escoger personajes conocidos, sino también la forma de tratar
la infección es de lo más atractivo y original de la historia. Los zombies solo
lo son mientras están hambrientos... al menos desde un punto de vista mental,
pues siempre seguirán pudriéndose y sin sentir dolor. Sin embargo, cuando están
saciados, durante un tiempo vuelven a su verdadero ser, y se plantean preguntas
como el por qué de la infección, si habrá alguna forma de curarla... y sobre
todo, si se sienten remordimientos por lo que se hace. Spiderman, por ejemplo,
no hace más que lloriquear diciendo que se ha convertido en un monstruo, y que
a pesar de ello sabe que cuando vuelva a tener hambre volverá a matar. Así es
la vida.
Pero
no todo es bueno en ese aspecto para los humanos o metahumanos de este mundo.
El hecho de que puedan pensar con claridad no les convierte en buenas personas,
o algo similar: siguen siendo zombies, y la mitad de sus pensamientos lúcidos
son para encontrar más comida. Y si quieren librarse de la infección es, en la
mayoría de los casos, para evitar morir de inanición, y no por otra cosa. Eso
le da a la historia un enorme juego, al dotar de inteligencia a unos seres
voraces que no solo atacarán a sus enemigos, sino que también se enfrentarán
entre sí por los últimos bocados de carne de la Tierra.
Por
otra parte, no es menos cierto que más allá de esa originalidad planteando
personajes, la historia es tópica a más no poder, y no ofrece nada nuevo al
género zombie. Sí, aquí los zombies tienen momentos de lucidez y raciocinio
ocasional, y más poder del habitual... pero en el resto de aspectos nada
cambia. La propagación de la enfermedad es igual (aunque aquí solo se explica
sucintamente), los síntomas son los mismos, la forma de tratar la historia que
se desarrolla vive de los mismos tópicos (los núcleos no infectados, la
búsqueda de una cura...) y si hay una sola cosa que destaque es el poco reparo
a la hora de asesinar o hacer desaparecer superhéroes (y supervillanos)
archiconocidos. Se nota que es una serie limitada.
Las
referencias, además, son algo que no termina de gustarme. Vale que debería leer
más cosas de Marvel para poder hablar de esto con propiedad, porque muchas
veces no las entiendo en absoluto... El problema es que hay muchas cosas que
son guiños a ese universo que el lector avezado conocerá perfectamente,
mientras que muchas otras son invención total de este, y la verdad es que
resulta extraño... y hasta cierto punto molesto. No me gusta que se diga que
Coronel América fue presidente en una ocasión, ilusionarme ante la idea y luego
descubrir que en realidad no, que esa es otra de las diferencias de este mundo
con el universo tradicional de Marvel. Algo que, claro está, nunca se explica.
También
me da la sensación de que flojea, quizás, en el recargamiento de la trama. Me
explico: tenemos por un lado la trama de Magneto y los supervivientes; por otro
lado, la de Pantera Negra; por otro lado, la del asteroide M; por otro, el
núcleo de la trama con los superhéroes convertidos en zombies; y por último, el
añadido de dos seres bastante poderosos cuyo nombre no mencionaré para no
chafar la sorpresa, que mola bastante. Cierto es que la mayoría de las tramas
tienen su encanto, y que muchas de ellas convergen o se cierran pronto, pero
aún así siguen pareciéndome demasiadas para tan solo cinco números. Quizás
habría resultado interesante eliminar alguna de ellas para desarrollar más las
otras planteadas (amén de alguna que se plantea en Ultimate Fantastic Four, como el destino final de los Cuatro
Fantásticos zombies, o el origen de la infección, que sí se verá en secuelas de
esta serie).
Para
cerrar, resulta muy destacable el dibujo que presenta Sean Philips (coloreado
por June Chang). En primer lugar, impresionando en unas portadas con un impacto
visual y una fuerza como he visto pocas, a pesar de que pocas veces se correspondan
con la historieta que encierran (algo que resulta decepcionante); en segundo
lugar, con, claro está, el apartado artístico del cómic. Las escenas están
perfectamente recreadas, y los re-diseños de los superhéroes zombies son
sencillamente geniales, a la par que un poco asquerosos. Todo es de un
realismo, y sobre todo una crudeza, estremecedores: cada página en la que veo a
las hordas de superhéroes devorando a un caído, con una viñeta dedicada a cada
personaje desgarrando o arrancando un trozo de su víctima, me pone los pelos de
punta.
En
general, decía que quizás me haya decepcionado en el sentido de que me esperaba
algo más original en cuanto al planteamiento y tratamiento de la historia. Por
otra parte, resulta tremendamente entretenida, tiene un gran encanto visual,
varias sorpresas agradables, y ciertos puntos de originalidad (aunque en
general no los haya) y escenas bastante memorables. De hecho, si tras ver Los vengadores ya quería mucho a Hulk,
ahora lo quiero más todavía (mientras que a Iron Man sigo teniéndole cierta
tirria).
Por
mi parte, recomendado. Aunque recomendaría también leer muchas otras cosas de
Marvel antes. Al menos las suficientes como para conocer al arco principal de
personajes, y poder seguir la historia adecuadamente.
Allez-y,
mes ami!
Buenas
noches, y buena suerte.
P.D:
esta reseña se escribió hará ya unos meses, pero se perdió en el abismo de la
inexistencia, y hace poco la redescubrí. Si hay inconsistencias o parece una
intrusa en el normal desarrollo de mis reseñas, espero que lo perdonéis.
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LO
MEJOR: el dibujo es una maravilla, y el hecho de que los zombies puedan pararse
a razonar en ciertos momentos da un juego enorme a la historia. Además, como
digo, tiene escenas memorables.
LO
PEOR: quizás está demasiado recargado en cuanto a las tramas para tan pocos
números, y resulta poco original en cuanto a las pautas generales. Y esos
detalles rebuscados que no sabes si son del universo tradicional de Marvel o de
este la verdad es que me sacan de quicio.
VALORACIÓN:
7,5/10. Es una lectura bastante divertida y atractiva, que pone a los grandes héroes Marvel, en cierto modo, en el otro lado de la balanza. Muy interesante
en su planteamiento y su idea, aunque tenga fallos por pulir.
No es la gran cosa, pero teniendo en cuenta el increíble y delirante experimento que supone, la verdad es que es mucho mejor de lo que cabría esperar. Al menos en mi caso. Yo me esperaba antes de leerlo una historia alocada y sin sentido con mucho humor, y tiene bastante consistencia interna y varios puntos sorprendentes, sin perder un particular humor negro que me encanta. Por supuesto, como dices, bebe de los tópicos, pero no se pierde en ellos.
ResponderEliminarPor cierto, el destino de los 4F zombies se explica en la serie de Ultimate Fantastic Four más adelante.