“¡Estos tíos me quieren violar y se me han
olvidado las píldoras en la astronave!”
Recuerdo,
siendo yo joven y despreocupado, leer a menudo dos cómics de firma española que
más tarde descubrí eran leyendas del género (en aquel entonces, ignorante del
mundo de las historietas, pensaba que eran mi secreto): uno de ellos, el Superlopez de Jan, os sonará a todos, o
eso espero; el otro, era Mot, obra de
unos tales Azpiri y Nacho (que colaboró también con otro grande, Ricardo, en mi
querido Goomer).
Luego
crecí, y me di cuenta de que Alfonso Azpiri era uno de los titanes del dibujo
español. Aún más, la afición familiar por consolas retro hizo que mi padre me
pegara la admiración por las ilustraciones que el dibujante español hacía para
un sinfín de videojuegos (esa portada de Viaje
al centro de la tierra de Topo, es así como la quintaesencia de las
portadas de videojuegos), y que descubriera la que sería su gran creación: el
personaje de Lorna, que protagonizaría una serie de cómics, un videojuego para
Amiga (en 1990), y del que ahora están intentando hacer una película
supervisada por el propio Azpiri. No solo, sino que hace poco pude conocer a
este hombre, que además de tener talento es puro amor, y se reanimó mi pasión
por sus obras.
He
de decir, sin embargo, que Lorna me decepcionó ligeramente. Solo ligeramente.
No sé qué me esperaba, la verdad, pero quizás no lo que me encontré. Esperaba
descubrir una historia de acción en el espacio, de space opera, con un punto
erótico muy importante, que es lo que siempre me habían vendido. Y lo que me
encontré fue pornografía espacial, sin mayor profundidad.
Hay
que matizar, ojo. Este primer volumen de la edición integral incluye tres
historietas: Lorna y su robot, la
primera que vio la luz, en 1989; Lorna
Mouse Club, una de las más conocidas, de 1996; y La pequeña Lorna, un especial de apenas tres páginas realizado ex
profeso para esta edición.
Las
diferencias entre las dos primeras historias son abismales. Azpiri respeta al
máximo la forma original en que se publicaron, y es por ello que Lorna y su robot no tiene color (aunque
el tomo original lo incluyera hace años, en el momento de su publicación era en
blanco y negro), mientras que Mouse Club sí
está entintado (sería el primero que entintó). De igual modo, en Lorna y su robot el guión corre a cargo
de Cidoncha, que creó el personaje con Azpiri. A partir de entonces, el resto
de historias serían solamente de Azpiri, en dibujo y guión.
Y
es algo que se hace notar, y mucho. La primera obra carece por completo de
historia, y de continuidad salvo en un par de aspectos (con la presencia de los
jeques del petróleo), y se limita, únicamente a desarrollar un humor un tanto
simplón, pero cargado de juegos de palabras y referencias frikis, y a presentar
una excusa tras otra para que Lorna se acueste con media galaxia y aparezca
desnuda en sugerentes poses. Proponía el otro día alguien, cuando comentábamos
el cómic, hacer un estudio sociológico para ver si hay alguna página que no
presente al menos uno (cuando no varios) de los desnudos de Lorna; os ahorro el
esfuerzo: no, no hay ninguna.
Mouse club, sin embargo, cambia las cosas.
La historia, ya, está más definida, y se acerca más a mi idea original de
Lorna, de una serie de aventuras con la sensual protagonista. De hecho, resulta
curioso, porque mientras que en Lorna y
su robot era Lorna la que se tiraba a todo lo que se le ponía por delante,
en esta obra sucede justamente al contrario, y no hace más que rechazar a un
acosador tras otro. La continuidad de la historia es mayor, y está mejor construida,
y como añadido, el color (como en mi opinión sucede siempre) le da mayor
presencia al fantástico dibujo de Azpiri.
En
cuanto a La pequeña Lorna… no quiero
decir mucho al respecto. Es una historia simpática, bonita y con un simbolismo
precioso en la primera página, que me encanta. Pero el hecho de que Lorna, aun
siendo una niña pequeña (de… ¿4 años? ¿5 años?), aparezca desnuda, me resulta
un tanto extraño. Que sí, que es una niña monísima y preciosa. Pero incluso
aquí no puede evitar Azpiri dotar de cierta sensualidad al personaje, y eso es,
sencillamente, incómodo.
El
volumen integral está, como curiosidad, prologado por ni más ni menos que Álex
de la Iglesia. Que, en sus palabras, intenta explicar lo que supuso Lorna para
su generación, pero cuya opinión que se trasluce podríamos resumirla en tan
solo cuatro palabras: “QUERÍAMOS VER TETAS. TETAAAAAAAS”.
¿Malo?
Para nada, pero no es lo que me esperaba. ¿Aconsejable? Pues si eres un
adolescente hormonado, sí. Si eres muy fan de Azpiri, o del cómic español, por
supuesto. Si eres mujer o simplemente te interesa el dibujo de este maestro,
mejor échale un vistazo a Mot (por
cierto, que en Mouse club aparecen
seres de la misma especie que Mot, y es un cameo genial).
Allez-y,
mes ami!
Buenos
días, y buena suerte.
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LO
MEJOR: el dibujo, sin lugar a dudas.
LO
PEOR: el guión es realmente pobre en la primera historia, y aunque en la
segunda cumple no es nada del otro mundo.
VALORACIÓN:
7,5/10. Puede parecer una nota demasiado alta para lo mucho que lo he
criticado, pero 6 puntos de ella, sin dudarlo, corresponden al dibujo, que es
una absoluta maravilla.
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