“Aquel que no tiene miedo a la espada que
empuña no tiene derecho a empuñar espada alguna”
Mi ausencia ha sido larga, pero como
mis ausencias siempre son largas, y mis regresos poco duraderos, no me
entretendré más en el tema.
Bleach es
uno de esos mangas que llevan tantos años que la gente piensa que jamás
acabarían. Pero luego acaban y claro, la gente se lleva las manos a la cabeza
(también conocido como “el caso Naruto”,
y en un futuro “el caso One Piece”).
Y resulta que la obra archiconocida de Tite Kubo, el shōnen más exitoso de la historia del manga (junto con los dos ya
mencionados y, claro está, el Dragon Ball
de Toriyama), parece acercarse a su fin: después de tantear la idea un par
de veces, de anunciarla y luego retractarse hará ya unos tres años, ahora
parece definitivo que en los próximos meses, tal vez en octubre, la obra
culminará.
Por poner en antecedentes, Bleach relata las peripecias de Ichigo
Kurosaki, un joven estudiante (qué poco típico del género…) capaz de ver
fantasmas, que tras su encuentro con la shinigami Rukia Kuchiki adquiere los
poderes de esta, que deberá utilizar en la lucha eterna entre los shinigami y
los hollows, espíritus malignos que
se alimentan de las almas puras. En el paseo, le acompañarán Orihime Inoue,
Sado Yasutora, Uryuu Ishida, y un buen puñado de personajes más.