Los 5 de Spartan George: Titanes de la ciencia ficción (II)

 “Hay una teoría que afirma que si alguien descubriera lo que es exactamente el Universo y el porqué de su existencia, desaparecería al instante y sería sustituido por algo aún más extraño e inexplicable.

Hay otra teoría que afirma que eso ya ha ocurrido.”

Publiqué la semana pasada en el blog una lista con el top 5 de mis escritores de ciencia ficción preferidos, que aunque creo cierto debate, no fue tanto como me habría gustado que generara (espero que lo haga poco a poco). Toca ahora dedicar el artículo a la segunda parte de esa lista, dedicada a mi top 10 de obras predilectas del género que, como siempre, se basan en criterios subjetivos. No son las mejores: son las que tengo en mayor estima, por los motivos que sea. Haré una brevísima reseña de ellas, como hice con los autores, pero habéis de tener en cuenta que algunas llevo tiempo, años incluso, sin leerlas, así que me baso más en el regusto que me han dejado que en otra cosa. Cuando las vaya releyendo ya las criticaré en mayor profundidad.

Todas las obras recogidas, por cierto, son únicamente novelas (no he incluido colecciones de relatos ni cómics, que los hay magníficos). También hay que decir que un top 10 me resulta más difícil de hacer que un top 5… y es más variable en el tiempo. Quizás dentro de dos meses vuelva a hacer la lista y cambie, pero de momento, es esta. Vamos con ella.

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10 – Orson Scott Card – El juego de Ender (1985)

Ya hice en su día una crítica de El juego de Ender, y también Verónica se atrevió con la reseña de su segunda parte, La voz de los muertos. Lo que dije en su día lo mantengo: Scott Card logra construir una novela con personajes magníficos, una trama muy bien desarrollada, una profundidad que te obliga a ver más allá, y un final endiabladamente bueno. ¿Pegas? Un estilo que quizás esté poco cuidado, pero por lo demás todo en esta obra es perfecto. Esperemos que la peli de próximo estreno ya anunciada para este año le haga justicia al libro.

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9 – Arthur C. Clarke – 2001: Una odisea espacial (1968)

Sin duda, es la joya de la corona de este autor, una novela escrita al mismo tiempo que el guión de la película que se basó en ella y que dirigida por Stanley Kubrick (que también coescribió el guión) se convirtió en una de las más queridas cintas del género (suele haber un debate eterno entre los defensores de 2001 y los fans de Blade Runner… Yo me cuento entre ambos). La obra de Clarke es un monumento al espíritu humano, a la búsqueda de las raíces y a la hard fiction más perfecta, lo que repercute de forma un tanto negativa al convertirla en una lectura lenta y para muchos difícil de digerir, además de ligeramente incomprensible. Así y todo, es eterna.

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8 – Isaac Asimov y Robert Silverberg – Anochecer (1990)

Mucha gente no se da cuenta, pero juntar a dos verdaderos maestros literarios puede traer serios problemas cuando sus estilos no conjugan o sus ideas chocan, y el resultado final queda bastante más pobre que cualquier cosa que escribieran ambos por separado. Y digo esto porque en Anochecer ocurre justamente lo contrario. Asimov y Silverberg, a los que no les hacía ninguna falta unirse, pues ambos estaban perfectamente consolidados ya, se conjugan a la perfección, haciéndote asistir al nacimiento de un estilo que aúna lo mejor de ambos y lo supera. La trama, (desarrollo de un relato corto que Asimov había escrito años atrás) sobre una sociedad que vive en un día perpetuo y enloquece a la caída de la noche, y todo lo que ello conlleva, es fabulosa.

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7 – Javier Negrete – El corazón de Tramórea (2011)

Si bien la saga de Tramórea comenzó como una obra de fantasía, ya desde el primer libro veíamos ciertas pinceladas que intuían el giro hacia la ciencia ficción que se plasmó de forma definitiva en la tercera entrega. Esta cuarta novela, que pone el broche final a la saga, es un derroche de imaginación, estilo perfeccionista e influencias clásicas y una perfecta demostración de cómo cerrar un mundo dejándolo todo bien atado… pero a la vez abriendo la puerta a tramas paralelas. La emotividad de las últimas escenas, por otra parte, no tiene precio.

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6 – Douglas Adams – Informe sobre la Tierra: fundamentalmente inofensiva (1992)

También se cierra en cierto modo la saga iniciada con la Guía del autoestopista galáctico en esta quinta novela escrita por Adams. Y digo “en cierto modo” porque existe una continuación oficial de Eoin Colfer (conocido por Artemis Fowl) posterior a la muerte del autor. Lo último que escribió Adams, sin embargo, cierra bastante bien el universo de Arthur Dent y sus amigos (con ciertos cabos sueltos pero nada de vital importancia) y aunque no posee la frescura de la primera entrega de la saga, sí que mantiene ese humor desbordante y un tanto pythonesco (aquí es quizás ligeramente más… “serio”), en una trama delirante y que vuelve de forma magistral al primer capítulo de la primera novela.

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Corto aquí con la lista para que el artículo no sea excesivamente largo. Publicaré la segunda parte mañana, que ya está escrita.

Allez-y, mes ami!

Buenas tardes, y buena suerte.