“Si
un diablo es alguien osado, mientras otros dudan, me alegrará ser el diablo de
esta obra, chico. ¿Y quién serás tú?”
He de reconocer que, desde el
primer instante en que lo cogí, este cómic se enfrentaba a un duro reto:
devolverme la fe en la infalibilidad de Gaiman. Tras esa maravilla que es The Sandman leí un relato de Neil que me
pareció bastante mediocre (tirando a malo), y aunque obviamente un relato no es
suficiente para tirar por tierra mi amor por el escritor... bueno, obviamente
influye. Es como ver La guerra de los
mundos justo después de haber visto Salvar
al soldado Ryan... ¿A qué fan de Spielberg no le resultaría decepcionante?
Como fuera, para quitarme el mal
sabor de boca que me dejó El caso de los
24 mirlos, me topé ese mismo día en la biblioteca con 1602, un cómic que nace después de años de alejamiento y discusión
entre Gaiman y la factoría Marvel (a raíz de diferencias de opinión con La Casa
de las Ideas respecto del personaje “Marvelman”, una bronca en la que también
estuvo de por medio Alan Moore), cuando Joe Quesada consigue, a principios de
siglo, convencer al autor británico de que guionice una serie completamente
nueva para ellos.
Finalmente, su camino se cruzará
con el del dibujante Andy Kubert (y más tarde con el portadista Scott McKowen y
el entintador Richard Isanove), y en 2003 lanzarán al mercado una miniserie de
ocho episodios bajo el nombre de Marvel 1602,
o simplemente 1602. Con ella, Gaiman
cuenta que pretendía realizar una serie que devolviera la magia a las
historietas de gente como Stan Lee, Jack Kirby y Steve Ditko con las que había
crecido, y que fueran una forma de evadirse por completo de la realidad que le
rodeaba.
Al parecer, Gaiman comenzó a
trabajar en la serie poco después del atentado del 11-S, y tras un viaje a
Venecia, lo que le llevó a rechazar rotundamente una obra ambientada en el
mundo actual. Así, decidió plantear una iniciativa enormemente original: crear
un mundo que fuera un espejo del universo Marvel que todo el mundo conocía,
pero que por diversos motivos, hubiera surgido 400 años en la Inglaterra
isabelina.
De este modo, Gaiman lograba
crear una vez más un mundo al tiempo nostálgico y completamente nuevo. Por las
páginas de la miniserie desfilan las versiones del siglo XVII de Nick Fury,
Peter Parker, Daredevil, los Cuatro Fantásticos, el Doctor Muerte, el Doctor
Extraño, los X-Men, Viuda Negra... Todos ellos (y unos contra otros) deberán
enfrentarse a un mundo que parece estar a punto de acabarse, y ser héroes en
una época en la que los héroes modernos aún estaban lejos de existir.
A pesar de la brevedad de la
obra, el guión de Neil se empeña, una vez más, en crear algo ambicioso y
complejo, con una treintena de personajes principales compartiendo protagonismo
a lo largo de una historia que nos mostrará un nacimiento alternativo de algunos
de los superhéroes (como Spiderman o Hulk), pero que en general los respetará
tanto como es posible en una época tan diferente de la actual.
El trabajo de Kubert a la hora de
crear los nuevos diseños para los personajes que aquí desfilan es excelente y, en
muchas ocasiones, incluso superior a la mayoría de visiones “convencionales” de
los héroes: es el caso de Nicholas Furia, Matthew Murdock o, sobre todo, Thor
(que es un vikingo de los de verdad, barba y trenzas germanas incluidas).
Otros, por su parte, respetan demasiado la caracterización habitual (como
ocurre con los Cuatro Fantásticos o Hulk), y no terminan por ello de encajar en
este nuevo universo.
La historia está bien llevada y
atrapa al lector, aunque su conclusión es quizás demasiado apresurada, y no
permite un desarrollo lo bastante profundo como para ganar verdadero
reconocimiento por sí misma. Aunque está muy bien realizada no deja de parecer
sino una excusa para dar una visión alternativa del universo Marvel, sin contar
en realidad una historia que interese de verdad.
Por otra parte, un gran acierto
es la decisión de tomar a algunos de los personajes más famosos de Marvel para
esta creación, lo que permite acercarla incluso a lectores que no conozcan los
cómics de esta casa... Quizás fue ello lo que permitió el gran éxito de la
serie, y la creación de tres secuelas que seguían la historia de algunos de sus
protagonistas.
En general, sorprende y complace,
pero tampoco deja la sensación de ser una obra imprescindible. Es original,
fresca y atrevida, pero está constreñida por su intención de homenajear, que le
impide levantar el vuelo con fuerza y personalidad propias, y que lastra
bastante lo que podría haber sido.
¿Recomendada? Sí, a todos los
fans de Gaiman o Marvel. O a quien interese ver cómo habrían sido los
superhéroes de vivir en el siglo XVII. Pero para nada imprescindible.
Allez-y, mes ami!
Buenas noches, y buena suerte.
---------------------------------------------------------------------------------
LO
MEJOR: la forma de adaptar algunos de los personajes, especialmente Thor (es
que es fabuloso este Thor), y en general el dibujo. La frescura y originalidad
de la idea.
LO
PEOR: hay personajes que, de tan idénticos que son a sus versiones del siglo
XX, pierden interés. Y la serie podría haber sido mucho mejor si se hubiera
despegado de esa simple intención de ser un homenaje a Marvel, y hubiera
contado una historia con mayor calado.
VALORACIÓN:
7,5/10. Interesante, pero mejorable. Quizás las secuelas lograran levantar un
poco el listón.
----------------------------------------------------------------------------------
P.D: ¿soy el único que adora mucho las ediciones de la colección Marvel Deluxe? Tengo la de la Civil War por ahí y también me parece genial...
La verdad es que es algo muy curioso. Quizá hubiera merecido la pena algo más extenso.
ResponderEliminarEl planteamiento, la idea, es genial. Algo más extenso... ¿te refieres a mi reseña o a la obra? Si es a la obra, como digo, hubo tres secuelas: una con Spiderman, otra con los Cuatro Fantásticos, y otra que no recuerdo qué trataba. Pero bueno, efectivamente, creo que hacer algo más extenso con este arco central habría molado. Quizás doblarlo para hacerlo en dos tomos, y con 16 números en lugar de 8. Se podría haber desarrollado todo mejor y de forma más pulida.
ResponderEliminarMe refería, claramente, a la obra. La verdad es que le planteamiento me gusta bastante. Le echaré un ojo, o los dos, y juzgaré.
ResponderEliminar