“Qué hablen de mí, aunque sea para mal” Paul Gaiscogne
Hace no mucho tiempo, hablaba de la gloria y su búsqueda donde muchos hombres perdieron todo lo que tenían. Hay unos elegidos que llegaron cerca de la cumbre, o que no perduraron en ella. Pero como diría Kavafis, lo importante es el viaje, no llegar a Ítaca. Tanto en la vida como en el fútbol, un hombre puede convertirse en una leyenda, en un mito que perdura en la mente de sus vecinos, de su cuidad o de su país, sin haber conseguido un verdadero triunfo. Para la hinchada al final reconoce la fidelidad, la clase, los goles, la magia y perdona sus desaires.
Rubén Uría es el narrador de vidas. Vidas de leyenda. Periodista deportivo en Cadena COPE, colabora también en Eurosport y Jot Down. Es su primer libro en solitario, aunque fue co-autor con José Joaquín Brotons de El fútbol es así.
La selección de los jugadores es variada. Desde leyendas pertenecientes a la televisión en blanco y negro, como Zamora El Divino a jugadores actuales como el incorregible Mario Balotelli. Bohemios como Mágico González, animales como Vinnie Jones, caballeros como Gárate, anónimos como Pontikos, atados al alcohol como Robin Friday o Jimmy Greaves, que llegó a declarar: Mi único ídolo ha sido Smirnorff; pistoleros como Chinaglia o muertos resucitados en los cánticos de sus aficiones como Juanito, John White o el cancerbero Thomson.
Los personajes siempre tienen una historia fascinante. Porteros que pasan de ser payasos a héroes, suicidios como el del jugador homosexual Justin Fashanu, problemas económicos, vidas segadas en plena cúspide como Duncan Edwards, mortales que llegaron a ser dioses en su ciudad como Le Tissier o mitos como Peter Osgood, que tras su muerte, décadas después de su último día de corto, una pancarta le despidió así: Ossie, no has sido el mejor. Ossie, no has sido nuestro Dios. Ossie, tú eras el Chelsea. Nunca te olvidaremos. Quizá el protagonista más representativo es Paul Gascoigne, el jugador que está en la portada del libro, centrocampista de gran talento, diluido en alcohol y excentricidades, desde eructar a un periodista a estampar el autobús del Middlesbrough; provocando su autodestrucción, alejándole de su familia y acabar arruinado, mientras la prensa especula con falsas muertes.
El estilo es periodístico, usando frases cortas y sencillas, aunque abundan los adjetivos. Goza de un vocabulario rico y preciso El ritmo es rápido, y la lectura ocupa solo unas pocas, pero entretenidas horas. La narración te lleva a todos los detalles posible del futbolista, tanto de su juego como de su vida. Todo está salpicado de curiosas anécdotas. Llegas a empatizar con el jugador y la hinchada que le aplaude. Sufres sus desaires y te ríes de sus gracias
Lo mejor: Los paralelismos entre la vida y el fútbol. Sacar la cara humana del fútbol, tanto la nobleza como la miseria.
Lo peor: Siempre falta algún jugador a quien añadir a la lista. Guti o George Best por ejemplo. Pero la selección sigue siendo muy buena. Quizá en una segunda parte...
Nota: 8. Obra altamente recomendada para los amantes del fútbol.
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