Quizá
tu padre necesitara tener siempre la razón, demostrar que siempre
podría sobrevivir, porque se sentía culpable de haber sobrevivido.
Las
novelas gráficas a veces son dejadas de lado y despreciadas. Todavía
hay gente que no es capaz de creer que una obra pueda ser sagaz,
inteligente, adulta y oscura como la mejor de las novelas. Esa
mentira cae por su propio peso una vez que lees páginas de los
grandes autores del género como Alan Moore o Art Spiegelman.
La
reseña que tienen en su pantalla trata de la obra más conocida de
este último. Maus fue una novela gráfica rompedora en todos los
planos, tanto en el dibujo, en el narrativo y el trato de los
personajes. El trabajo de Spiegelman es tan mayúsculo que le dieron
hasta el premio Pulitzer, única novela gráfica en conseguir tan
prestigioso premio.
El
relato se centra en los supervivientes. Especialmente en Vladek. En
toda su obra le vemos como un superviviente nato que no flaquea
nunca, que siempre consigue salir adelante a pesar de que cada día
que pasa tiene que sortear más obstáculos. Pero la obra no se
limita a un testimonio, por muy duro que sea. Hay una trama del
presente en el que vemos a padre e hijo frente a frente. Art
Spiegelman tiene problemas con su padre porque éste posee un carácter
duro poco dado a la indulgencia, comportamientos racistas y cumple a
la perfección el estereotipo de judío avaro. La supervivencia no es
gratis, más aún cuando se ha sobrevivido en el infierno o en el
lugar más parecido a él.
Vladek
no solo es el protagonista sino también es el narrador en gran parte
del relato. Es su voz, en la que se incluyen de forma deliberadas
fallos gramaticales como los que cometía en el momento que contó su
historia a su hijo. En la obra se observa la transformación de un
padre de familia a un hombre que sobrevive en la tormenta que es el
nazismo. Su narración es seca, sin buscar regodearse en
sentimentalismos, que es latente sin necesidad de ser explicado al
lector. Tampoco se regodea en las torturas. Simplemente documenta
todo lo que le paso a la familia: suicidios colectivos, hambre,
sobornos, engaños, desprecio de la población civil polaca y abusos
de todo tipo de los soldados alemanes. Bastante duro fue lo que
sufrieron, no hace falta insistir continuamente en los distintos
episodios que sufrieron.
La
estructura viene marcada por los capítulos de la historia de Vladek
que se va intercalando con como el padre cuenta la historia a su hijo
y la difícil relación entre ambos. Esta parte de la historia sirve
para reflexionar sobre las huellas del Holocausto y ver las
diferencias entre generaciones, además de ciertos conflictos
internos del autor como el peso de la foto de su hermano Richieu que
no sobrevivió al Holocausto. La obra se divide en dos partes: Mi
padre sangra historia y Y allí empezaron mi problemas, siendo
la segunda parte la que muestre la estancia del padre en el campo de
concentración de Auschwitz.
Una
de las particularidades de la obra es que los personajes están
representados con figuras de animales. Los judíos son ratas, los
nazis gatos mientras que los polacos son cerdos. El autor lo
representa como una caza de gatos y ratones. Gatos que sin
misericordia juegan con sus presas hasta que deciden acabar con
ellas. Polonia se convierte en un lugar sin esperanza donde solo
quedan algunos recovecos para sobrevivir. Y Auschwitz, lugar que
tantas veces se ha representado en el cine o la literatura, es la
ratonera perfecta.
El
dibujo es rompedor desde el plano artístico. Logra dar personalidad
humanas a los animales de las viñetas. El trazo es preciso y muestra
el terror y la deshumanización que se vivió en el Holocausto. Todo
en blanco y negro, sin concesión ninguna al color. Ni siquiera en el
presente.
Estamos
ante una de las obras que mejor ha representado a una tragedia como
fue el Holocausto. Uno de los hitos de la novel gráfica y que marcó
escuela para que los cómic pudieran ser respetados como obras
adultas y maduras.
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¿Tengo
que leer esto?: Sí
Si
tuviera que quedarme con un momento, ¿cuál sería?:
El que más destacaría es un momento en el que el autor rompe la
cuarta pared y nos habla del éxito de su primera parte al tiempo que
se va alejando el enfoque según el paso de las viñetas y le vemos
aupado por una montaña de cadáveres.
¿Dónde
debería leerlo?: En una estación de trenes.
Me
ha gustado, ¿dónde hay más?:
Sin la sombra de las
torres,
en la que Spiegelman describe el dolor del atentado del 11 S y sus
consecuencias sociales.
Última
posdata
-¿Cuándo
escuchaste por primera vez de Auschwitz? -Había historias de allí,
de gente que volvía y nos la contaba. Pero nosotros no las creíamos.
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