martes, 6 de septiembre de 2016

Art Spiegelman - Maus (1977 - 1991)


Quizá tu padre necesitara tener siempre la razón, demostrar que siempre podría sobrevivir, porque se sentía culpable de haber sobrevivido.

Las novelas gráficas a veces son dejadas de lado y despreciadas. Todavía hay gente que no es capaz de creer que una obra pueda ser sagaz, inteligente, adulta y oscura como la mejor de las novelas. Esa mentira cae por su propio peso una vez que lees páginas de los grandes autores del género como Alan Moore o Art Spiegelman.

La reseña que tienen en su pantalla trata de la obra más conocida de este último. Maus fue una novela gráfica rompedora en todos los planos, tanto en el dibujo, en el narrativo y el trato de los personajes. El trabajo de Spiegelman es tan mayúsculo que le dieron hasta el premio Pulitzer, única novela gráfica en conseguir tan prestigioso premio.

La historia gira en el testimonio del padre del autor: Vladek Spiegelman. Él era un próspero judío polaco hasta que los nazis ocuparon el país y practicaron su política xenófoba con los judíos. Vladek y su esposa Anna fueron perseguidos y trataron de sobrevivir en el Holocausto tanto dentro como fuera de Auschwitz.

El relato se centra en los supervivientes. Especialmente en Vladek. En toda su obra le vemos como un superviviente nato que no flaquea nunca, que siempre consigue salir adelante a pesar de que cada día que pasa tiene que sortear más obstáculos. Pero la obra no se limita a un testimonio, por muy duro que sea. Hay una trama del presente en el que vemos a padre e hijo frente a frente. Art Spiegelman tiene problemas con su padre porque éste posee un carácter duro poco dado a la indulgencia, comportamientos racistas y cumple a la perfección el estereotipo de judío avaro. La supervivencia no es gratis, más aún cuando se ha sobrevivido en el infierno o en el lugar más parecido a él.

Vladek no solo es el protagonista sino también es el narrador en gran parte del relato. Es su voz, en la que se incluyen de forma deliberadas fallos gramaticales como los que cometía en el momento que contó su historia a su hijo. En la obra se observa la transformación de un padre de familia a un hombre que sobrevive en la tormenta que es el nazismo. Su narración es seca, sin buscar regodearse en sentimentalismos, que es latente sin necesidad de ser explicado al lector. Tampoco se regodea en las torturas. Simplemente documenta todo lo que le paso a la familia: suicidios colectivos, hambre, sobornos, engaños, desprecio de la población civil polaca y abusos de todo tipo de los soldados alemanes. Bastante duro fue lo que sufrieron, no hace falta insistir continuamente en los distintos episodios que sufrieron.

La estructura viene marcada por los capítulos de la historia de Vladek que se va intercalando con como el padre cuenta la historia a su hijo y la difícil relación entre ambos. Esta parte de la historia sirve para reflexionar sobre las huellas del Holocausto y ver las diferencias entre generaciones, además de ciertos conflictos internos del autor como el peso de la foto de su hermano Richieu que no sobrevivió al Holocausto. La obra se divide en dos partes: Mi padre sangra historia y Y allí empezaron mi problemas, siendo la segunda parte la que muestre la estancia del padre en el campo de concentración de Auschwitz.

Una de las particularidades de la obra es que los personajes están representados con figuras de animales. Los judíos son ratas, los nazis gatos mientras que los polacos son cerdos. El autor lo representa como una caza de gatos y ratones. Gatos que sin misericordia juegan con sus presas hasta que deciden acabar con ellas. Polonia se convierte en un lugar sin esperanza donde solo quedan algunos recovecos para sobrevivir. Y Auschwitz, lugar que tantas veces se ha representado en el cine o la literatura, es la ratonera perfecta.

El dibujo es rompedor desde el plano artístico. Logra dar personalidad humanas a los animales de las viñetas. El trazo es preciso y muestra el terror y la deshumanización que se vivió en el Holocausto. Todo en blanco y negro, sin concesión ninguna al color. Ni siquiera en el presente.

Estamos ante una de las obras que mejor ha representado a una tragedia como fue el Holocausto. Uno de los hitos de la novel gráfica y que marcó escuela para que los cómic pudieran ser respetados como obras adultas y maduras.

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¿Tengo que leer esto?:

Si tuviera que quedarme con un momento, ¿cuál sería?: El que más destacaría es un momento en el que el autor rompe la cuarta pared y nos habla del éxito de su primera parte al tiempo que se va alejando el enfoque según el paso de las viñetas y le vemos aupado por una montaña de cadáveres.

¿Dónde debería leerlo?: En una estación de trenes.

Me ha gustado, ¿dónde hay más?: Sin la sombra de las torres, en la que Spiegelman describe el dolor del atentado del 11 S y sus consecuencias sociales.

Última posdata

-¿Cuándo escuchaste por primera vez de Auschwitz? -Había historias de allí, de gente que volvía y nos la contaba. Pero nosotros no las creíamos.

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