“Cuanto más poder derrochas, más quieres
derrochar. Nunca tienes bastante... Hay que saber librarse de eso antes de
alcanzar un nivel superior”
Cualquier amante de los cómics
que se precie, máxime si le interesa el cómic japonés, ha oído hablar de Akira alguna vez en su vida. Es una de
esas obras que han trascendido a la categoría de leyendas por méritos propios,
así como por haber tenido la suerte de haber sido populares en el momento de su
publicación, y de haber mantenido esa popularidad con los años. Recuerdo, de
hecho, un “test de frikismo” en que una de las preguntas se refería a si
comprendías este cómic (que iba justo después de la pregunta de si comprendías Matrix). Ese halo de leyenda que lo
acompaña está, sin duda, justificado, pero puede que también un tanto
exagerado. O, al menos, poco comprendido.
Al enfrentarnos a las páginas de
esta obra de extensión considerable (más de 2000 páginas… aunque bien es cierto
que hay infinidad de mangas o cómics occidentales de mayor envergadura, y
habitualmente de menor ambición), escrita y dibujada por Katsuhiro Otomo, lo
primero que destaca es su enorme personalidad, tanto en el dibujo como en la historia.
Basándose en una estética cyberpunk muy marcada, Otomo nos muestra un decadente
Neo-Tokio en el año 2019, donde se el Ejército realiza experimentos
relacionados con un poder latente que desencadenó la guerra nuclear que devastó
el mundo treinta años atrás, y que comienza a amenazar esta nueva era…
La trama original se desarrollaba
a lo largo de seis tomos inmensos al tiempo que se publicaba en revistas especializadas;
en España, Glénat decidió extenderla en trece tomos (siendo ésta la edición que
comentaré) que hacían divisiones acertadas aunque quizás un tanto arbitrarias
de la publicación original. Esta edición, además se encontraba por completo
coloreada, logrando dar muchísima más fuerza al de por sí impactante dibujo de
Otomo.
Tras un inicio con una trama
bastante más sencilla, en que la ciencia ficción va cobrando cada vez más
fuerza en la historia, en el tomo cinco alcanza un clímax absoluto, del que
difícilmente podría remontar. Otomo, sin embargo, es capaz de reinventar la
historia y hacerla resurgir de nuevo con más fuerza y, sobre todo, con la
complejidad de que hará gala ya el resto del cómic, haciendo evolucionar
enormemente a los personajes y cambiando las lealtades como si de una obra de
George R. R. Martin se tratase.
Este desarrollo de la complejidad
permite, por ejemplo, perfilar mucho más a los protagonistas, lo que permite
que incluso a los antagonistas (Tetsuo, Akira, el Coronel) llegues a cogerles
cariño. Por otra parte, también repercute en un aspecto negativo, pues las
páginas se convierten en una masa un tanto caótica. Kaneda, por ejemplo,
protagonista absoluto del cómic, desaparece al final del tomo cinco, y no
reaparecerá hasta el octavo volumen, sin explicación de ningún tipo a su
ausencia.
Poco a poco, la historia va
ganando en intensidad y surrealismo hasta el clímax final. El tomo noveno es un
absoluto desvarío, con un concierto de rock que se extiende en varias páginas,
y una mutilación de la luna con algunas imágenes que recuerdan bastante a las
que tendrá Watchmen en uno de sus capítulos dedicados al Doctor Manhattan.
Es en este final, especialmente
en el último tomo, donde se concentra todo el trasfondo filosófico y la
explicación de la historia. Aunque en el desarrollo del cómic no había sido
difícil de seguir, estas últimas páginas sí que son considerablemente más
enrevesadas, y dejan, de hecho, varios cabos sin terminar de atar.
Si bien es el guión y el buen
hacer como narrador de Otomo el gran acierto del cómic, no hay que menospreciar
en absoluto su dibujo y su colorido, que sin duda están a la altura de la
historia. Al final de la obra encontramos, además, un compendio de imágenes y
bocetos descartados del resultado final, pero que en algunos caso vieron la luz
en la publicación en revista, así como ilustraciones y material explicativo
adicional, que son bastante interesantes.
Aparte del manga, el mismo
Katsuhiro Otomo realizó una cinta animada sobre esta historia, que la sigue con
bastante fidelidad hasta su mitad, donde se separa del cómic, pues este todavía
no había terminado de publicarse. El autor siempre entendió la película como un
complemento a las viñetas, formando un tándem indivisible, por lo que
recomiendo echar un ojo a la crítica que hago de ella aquí.
Complejo, sin duda, pero también
asequible y básico para entender la historia del manga japonés de los últimos
treinta años. Altamente recomendado para cualquier amante del cómic y del
cyberpunk.
Allez-y, mes ami!
Buenas tardes, y buena suerte.
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LO
MEJOR: lo bien construidos que están los personajes y la estética.
LO
PEOR: la excesiva complejidad a partir del tomo cinco, y especialmente en las
últimas páginas, hace un tanto difícil de seguir el sentido de la historia.
VALORACIÓN:
9/10. Una obra vital. De lo mejor que he leído nunca en cuanto a manga se
refiere.
Mira que el anime y el cómic no me llaman especialmente la atención, pero tiene buena pinta. Tan buena como la crítica.
ResponderEliminarEl hecho de que tenga una publicación tan pesada, con tantísimos tomos, me ha alejado de esta obra demasiado tiempo. Pero vi la película y me pareció genial. De acuerdo a tu reseña cambiaría de opinión si lo hubiese leído, y es cierto que la película tiene un final un tanto precipitado, pero tampoco creo que le venga mal. En fin, en algún momento de mi vida sé que leeré la obra de Otomo y me enfrentaré a toda esa complejidad que dices que tiene.
ResponderEliminarYo tengo la película, y la verdad es que no he tenido oportunidad de leer ninguno de los mangas. Si al película me gustó, supongo que el manga aún más.
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