“Una bala ha sido por Urania y la otra por el
Turco. Al final he descubierto que hay que rendir cuentas, Amara. Y la última…
La última es para terminar lo que empecé hace más de veinte años”
Siempre he reivindicado (y
siempre lo haré) la figura de Javier Negrete como autor de ciencia ficción. A
pesar de haberse movido en multitud de géneros, y de haberse centrado en los
últimos años en obras con tinte más histórico (incluyendo varios ensayos magníficos),
en la ciencia ficción es donde se le nota más despierto y cómodo, y lo ha
demostrado en obras tan dispares como Buscador
de sombras, La luna quieta, Estado crepuscular o el desenlace de la
saga de Tramórea (por ese orden en cuanto a calidad ascendente se refiere,
opino yo).
En La mirada de las furias Javier nos presenta a Éremos, un geneto (un
asesino diseñado genéticamente) que es enviado por su compañía a Radamantis, un
planeta prisión (que me recuerda enormemente a aquellos aparecidos en la saga Alien o Las crónicas de Riddick) donde deberá bucear en una maraña de
conspiraciones y secretos para descubrir el secreto del viaje superlumínico que
ostenta en monopolio inexcusable la raza alienígena de los Tritones. A todo
ello se une la carrera contrarreloj por la supervivencia de la especie humana,
pues los Tritones, al saber que su secreto pueda caer en manos de éstos, les
han dado un ultimátum de 13 días antes de su aniquilación.
Aunque la historia podría parecer
a priori nada fuera de lo común, su desarrollo no lo es tanto, precisamente por
quién la trata. Cierto es que el final es más o menos predecible, pero no así
el destino de los personajes, de cuyo destino no cabe más que hacer conjeturas.
Javier es como George R. R. Martin: si la trama te pide el sacrificio de un
personaje, ese personaje va a morir. No importa en absoluto quién sea, o el
cariño que le tenga el lector: si tiene que morir, muere. Así, la tensión se
mantiene hasta el último instante, no por lo que ocurre, sino por las personas
a las que les ocurre. Mueren, de hecho, unos cuantos de los personajes, siendo
el que más lágrimas me arranca, probablemente, el pobre mono Polifemo. Es
además una muerte inútil e insignificante, y bastante irrelevante para la
trama. Maldita sea, Javier, ¿por qué lo mataste? ¡Me caía bien, no era
necesario!
El estilo, como siempre, es
impecable, aunque no goza de la maestría que ha desarrollado Javier con el
tiempo. Es quizás un tanto pomposo en algunos pasajes, algo que se hace notar
todavía más por la enorme abundancia de referencias clásicas (a cultura,
historia o mitología grecorromanas) en que nada la obra. A pesar de ello, ese
uso de lo clásico en un contexto futurista es de un enorme atractivo, sobre
todo para aquellos que podemos ver el doble sentido que tienen los nombres o
las situaciones que presenta.
En general, una de las mejores
obras de Negrete, y una buena narrativa de ciencia ficción, sencilla y sin
grandes pretensiones, pero que aún así no deja de sorprender y agradar en todo
momento. Se ha convertido, instantáneamente, en una de mis favoritas del
madrileño.
Allez-y, mes ami!
Buenas tardes, y buena suerte.
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LO
MEJOR: las referencias clásicas, lo bien construido de los personajes y el
desenlace de la trama, así como la intriga que mantiene.
LO
PEOR: la muerte de Polifemo. ¡Yo quería a ese mono!
VALORACIÓN:
8,5/10. Una obra bien estructurada, amena, interesante y original, y con un
estilo que aunque mejorará con el tiempo, no está nada mal. De lo mejor que ha
hecho Javier en sci-fi.
Este fue el primer libro que leí de Negrete y me encantara. Hace años de esto, creo que ya toca releerlo...
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