"¡Así, el poeta será un guerrero y el guerrero un poeta!" (Alejandro Jodorowsky, "La Casta de los Metabarones")
lunes, 27 de febrero de 2012
Patrick Rothfuss – El Nombre del Viento (2007)
“Era un sonido paciente e impasible como el de las flores cortadas; el silencio de un hombre que espera la muerte”.
No es ningún secreto para la gente que me rodea que soy un fanático de la literatura de fantasía y ciencia ficción. Probablemente conozca más autores de ambos géneros que reyes españoles de los últimos cinco siglos. Tanto la fantasía como la ciencia ficción tienen la capacidad de envolverme, de hacerme salir de la realidad durante unas horas, de sumergirme en mundos que ni existieron ni existirán, pero que a menudo son más reales que todo cuanto conozco a diario. A menudo, son obras más o menos elogiables, aunque la mayoría cojea de un pie o de otro: o son ricas en la forma y pobres en el fondo; o tienen un fondo atípico pero un estilo mejorable… Son muy extraños los casos de autores perfectos en todos sus estilos, y que sean además capaces de mantener esa perfección a lo largo de las grandes extensiones que suelen componer estas obras (sobre todo en fantasía). De vez en cuando, sin embargo, surge de la nada un autor desconocido que puede hacer llegar una obra “friki” a todos los rincones de la literatura, llevando la fantasía a un nuevo nivel. Y Patrick Rothfuss es uno de esos autores.
Patrick es un escritor norteamericano que nunca tuvo las cosas fáciles. Como suele ocurrir en este género, presentó su primera obra, La canción de la llama y el trueno (los más avispados veréis la relación con Canción de hielo y fuego, de Martin) a finales de los años 90, y sería rechazada por varias editoriales que no le veían futuro; después de ganar un concurso de relatos cortos con un extracto de la novela, logró venderla a una editorial, la obra se dividió en tres partes (algo así como lo que sucedió con El Señor de los Anillos hace 50 años) y cambió su nombre por otro mucho más apetecible: Crónica del asesino de reyes.
Así pues, El Nombre del Viento es la primera parte de una trilogía en progreso. Tras una exhaustiva relectura, voy a intentar definirlo en pocas palabras: INSUPERABLE. En serio. No me había impactado tanto una obra de fantasía desde que leí a mis tiernos ocho años El Hobbit, o un poco más tarde Doneval. Rothfuss, aunque muy comparado con Ursula K. Le Guin, George R. R. Martin, o Tolkien, los supera como novelista a todos, y con creces. Sí, puede que ellos sean mejores escritores, pero como novelista, Rothfuss no tiene parangón.
Como resumen rápido, os diré que la novela es una “autobiografía” (entre comillas porque el protagonista se limita a relatar su historia a un cronista) de un personaje, Kvothe (y pronunciado “Cuouz”, para los que tengáis dudas), que fue un héroe y un mito en su juventud pero que ahora, entrado en la veintena, está venido a menos y olvidado por muchos. En la historia se alternan fragmentos de la memoria de Kvothe, en primera persona, con las narraciones en tercera persona ambientadas en la posada donde está teniendo lugar todo el relato (en un día, además… De hecho, el libro se subtitula “Crónica del asesino de reyes: Primer día”), y todo ello de forma magistral, pues el autor sabe equilibrar perfectamente ambos estilos, manteniendo la narración el tiempo suficiente para que te veas inmerso en ella, pero no tanto como para que se te haga pesada. Tiene un estilo muy riguroso y descriptivo, pero para nada exuberante, sino que se queda en el punto justo en el que te permite hacerte perfectamente una idea de lo que te está contando, sin dar detalles de más ni quedarse corto en ellos. Las más de 850 páginas del libro se pasan volando.
La historia, además, tiene un tinte trágico que jamás se pierde de vista. No solo por el hecho de que sabes que te están contando lo que una persona fue y ya no es, sino además porque Kvothe forja su destino partiendo de la nada, y cada vez que la vida parece sonreírle, alguna desgracia le saca del sueño. En más de una ocasión se te hace un nudo en la garganta al ver cuanto sufre, siendo solo un niño, mientras se sumerge en una búsqueda de conocimiento, poder y, cómo no, venganza. Te apenas al verle como el posadero venido a menos en que se ha convertido, y disfrutas cada vez que algo le hace convertirse en el Kvothe que una vez fue (cosa que no me explico cómo consigue describir el autor con tanta ligereza y exactitud).
En algunos puntos, podría llegar a parecer una trama típica. Sin embargo, Rothfuss nunca, jamás, cae en el error de guiarse por el camino fácil y apegarse a la fantasía clásica; de hecho, no hay aquí dragones (ni mazmorras), magia por doquier, hechizos absurdos o un mal arraigado que intenta destruir el mundo: hasta el último detalle, criaturas fantásticas (los “Fata”, que recuerdan a los pueblos de seres mágicos de las tradiciones nórdicas como los elfos, sin ir más lejos) cobra un realismo extraordinario, ya que el autor los intenta construir como algo plausible; hasta la magia que aparece en el libro puede explicarse desde un prisma científico-filosófico: no en vano, ésta solo se puede estudiar en la Universidad (otro detalle que acerca el libro a una visión de la Europa medieval). Fata, arcanistas, Chandrian, mitos y hombres, artistas itinerantes, músicos, escribanos, nobles… Todos desfilan por las páginas del libro con una naturalidad exagerada, como personajes a los que conocieses de toda la vida (y, de hecho, aunque solo aparezcan durante un par de párrafos, te parece conocerles desde siempre) y que te están contando una historia en la que constantemente te ves inmerso.
Fabuloso. No exagero si digo que es uno de los mejores libros de fantasía que he leído en mi vida, y eso es decir mucho. Es uno de los libros que, sin falta, tienes que leer antes de morir. No en vano la contraportada comienza ya con un fragmento de la historia, un bocado de lo que te vas a encontrar en el interior:
“He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.
Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí”.
No me queda más que decir.
Allez-y, mes ami!
Buenas tardes, y buena suerte.
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LO MEJOR: TODO. Hasta el más nimio detalle está relatado con una maestría conmovedora. Cabe destacar el detalle del prólogo y el epílogo, idénticos en su forma y estructura, y cambiando simplemente alguna de las frases. Ambos cierran, de hecho, con la cita que da comienzo a esta crítica y que, referida a Kvothe, es una definición magistral del personaje en su madurez.
LO PEOR: si acaso hay que considerar algún aspecto malo de este libro es que se termina. Y que ha hecho esperar tres años para la segunda parte (que ya estoy devorando). Podrías pensar también que pone las expectativas demasiado altas, pero si quedaba alguna duda de la maestría del autor, El temor de un hombre sabio, las tira todas por tierra, porque es una continuación fabulosa y digna de su predecesora.
VALORACIÓN: Creeréis que me repito, pero… imprescindible. Más que eso, de hecho. Si no lo lees antes de morir, no sé qué sentido ha tenido tu existencia.
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Web oficial de la Crónica del Asesino de Reyes
El Nombre del Viento (Book Trailer)
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Totalmente de acuerdo contigo. Novela totalmente imprescindible, te guste o no la literatura fantástica. Lo que tengo ganas de ver es su decadencia como héroe, porque comparas al posadero con el estudiante, y joder, no parecen la misma persona.
ResponderEliminarel libro es como tu crítica sublime!
ResponderEliminarno tengo nada mas que aportar
Yo tengo algo que aportar !! en ningun momento se me nombra como "amigo" que te ha dejado los libros, ni como "amigo" que te abrio los ojos a este libro, asi que, espero, como minimo, que me invites a una o dos birras =D
ResponderEliminarSigo esperando a Platero y Nevermind ;D
Gracias a los tres, majetes, creo que coincidimos en la opinión del libro. Adri, ciertamente no parecen la misma persona el estudiante y el posadero y de hecho, en parte ahí reside todo el encanto del estilo de Rothfuss, que con una sola frase es capaz de dibujarte al posadero y al momento hacer salir al estudiante de forma brutal...
ResponderEliminarDuuuune, se agradece xD Ahora que lo pienso... Tengo que releer "Dune" y hacer una crítica... xD
A ver, Repel, a punto estuve de mencionarlo, pero me pareció poco profesional xD. Síii, tú fuiste el "amigo" que me abrió los ojos al libro y me los prestó (por segunda vez ya xD), al igual que hiciste con 5 Elementos. Así que puede que me piense lo de las birras xD ¿Tienes algo que hacer el jueves por la mañana además de asistir a tus clases terapéutico-ocupacionales? xD Lo de Platero y Nevermind está pendiente, pero queda para rato, tardaste demasiado en formalizar tu petición xD
Bien, yo añadiría algo más. Otro encanto de este libro son los personajes: a todos(los que aparecen más de 2 párrafos, eso sí) les envuelve una capa de misterio, que incita a avanzar libro. Grandioso: tanto el artículo como el libro.
ResponderEliminarCierto, los personajes son maravillosamente enigmáticos... Detalle que me faltaba. Gracias, Diego, y gracias por pasarte :)
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