Advertencia, hay ciertos spoliers pero no reviento nada de importancia.
Joder, esa fue la primera palabra que solté tras cerrar el libro al que me había enganchado estos últimos días. Y el final no era para menos.
Pero no nos apresuremos todavía, empecemos hablando del autor, Mario Vargas Llosa. El peruano, nacionalizado español en 1993, tuvo una difícil relación con su padre. Su progenitor que se separo de su madre antes de su nacimiento, le conoció a sus diez años, tras reconciliarse con su madre. Tras una serie de desencuentros donde el padre se mostró violento, el padre se opuso a la vocación literaria de Mario. De su relación de su padre, nació lo que el autor denomina “ansía de libertad”, siendo la libertad centro de muchas de sus novelas, tanto de los personajes como de las sociedades que describe.
De unos inicios marcados por las dificultades económicas, en 1963 tras “La ciudad y los perros” se convirtió en uno de los líderes del boom de la literatura sudamericana durante esa década. Le siguieron “La casa verde” “Tía Julia y el escribidor” y “Conversaciones en la catedral”, obra similar a está de la cual voy a hablar al tratar ambas de dictaduras. El autor ha recibido bastantes premios entre ellos el premio Nobel en 2010.
Ya metiéndonos en el libro en sí, La fiesta del chivo, publicado en el año 2000, trata del fin de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana. Para ellos utiliza varios puntos de vista, como el de Urania, que volverá a su país años después de la muerte de Trujillo y se enfrentará a los fantasmas que le atosigan desde niña; el de los asesinos del tirano, viéndose perfectamente los motivos que les conducen a estar esperándole en un coche para matarle, así como el mismísimo dictador, así como miembros de su gabinete, describiendo su visión de la situación.
Todos los personajes están muy bien tratados, con varios matices, señalando sus virtudes, vicios y miedos. Miedos protagonizados por la figura omnipresente de Trujillo. Figura, que poco a poco va perdiendo su estatus de ser superior, hasta que su enfermedad en la próstata le acabe de humillar. Esta es mi parte favorita de la obra, donde Trujillo es visto como un simple hombre envejecido, incapaz de revertir la difícil situación de su país.
Es una narración en generalmente tercera persona, pero la combina perfectamente con la primera e incluso la segunda persona. El estilo es rico y cuidado, también está lleno de anglicismos propios de Sudamérica y también de palabras más llanas y vulgares. Los capítulos marcan la estructura de la obra, siendo está desordenada tanto en tiempo como en el punto de vista de la narración.
El final, que me ha parecido magistral, es la conclusión de la vida de Urania, vida destrozada que se puede comparar con la República Dominicana. Aunque el pesimismo es el que predomina, al final, valga la redundancia, descubre un camino de esperanza que piensa seguir.
Lo mejor: La forma de narrar, el tratamiento de los personajes, la muerte de algunos de los personajes y el final
Lo peor: Puede ser que algunas veces al dar vida a los personajes, los hechos se deformen, pero no exageradamente. Además el autor mismo dice que es una novela histórica, pero una novela al fin y al cabo.
Nota: 9/10.
Me parece totalmente imprescindible si quieres conocer a este autor, y a la literatura hispanoamericana del siglo XX. O quieres ver un ejemplo de las dictaduras centroamericanas durante la Guerra Fría. O simplemente pasar unos días entretenidos.
Flamante crítica para empezar, la has hecho maravillosa... En cuanto al libro en sí, nunca me ha llamado nunca demasiado Vargas Llosa, ni la literatura hispanoamericana en general (con excepciones como García Márquez o Neruda... Los dos galardonados con el Nobel, curiosamente), y menos ahora que el autor estaba en boca de todos por haber ganado el Nobel. Pero por las maravillas que me has dicho de este libro, intentaré leerlo cuando tenga un rato :)
ResponderEliminarEl lunes, si te parece, miramos lo de las etiquetas que me comentabas ;)