-Ha
dejado de tener sangre humana. Y tampoco puede ser donante. Que ni se
le ocurra. Su sangre es tan tóxica que mataría a una persona
normal.
En
otras palabras, lo que para mí era normal, resultaría mortal para
otro ser humano.
Parece
mentira que nuestro última crítica versase sobre la muerte. Como bien
dijimos ella es inevitable. Todos lo sabemos. Lemmy lo sabía. Lemmy
ya sabía que nacimos a este mundo para perder, sabía que seríamos
asesinados por la muerte y que no quería vivir para siempre. Conocía
las reglas y decidió vivir su vida sin arrepentirse de nada, siendo
sincero consigo mismo y sin traicionar lo que creía.
Escribo
estas líneas recordando el concierto que dieron hace ya varios años,
creo que recordar que en 2011. A pesar de compartir cartel con grandes
bandas como Saxon o Judas Priest, que era el grupo principal del evento, ellos
robaron el show. Ninguna vez en mi vida he vivido en un concierto esa intensidad, ese nivel de caos y devastación que sin embargo no nos destruía.
Al contrario, era un bálsamo. La música de Motörhead une a millones de personas en
una apisonadora que cabalga sin freno directo a su destino sin
importarle a donde se dirigen. En esos momentos los fans
nos sentimos invencibles.
Su
música no era sino el reflejo de una de las personalidades más
auténticas que ha vivido la música. Sincero con sus fans y sin
pelos en la lengua tanto para enfrentarse a quien le hiciera frente,
las discografías lo saben muy bien, o para sacar a la luz su humor
irónico. Hay muchos documentales y entrevistas que lo reflejan. Pero
sí uno quiere conocer de verdad a Lemmy Kilmister tiene que leer su
propia autobiografía en la que colaboró Janiss Garza, reputada
periodista musical.
El
libro empieza desde la Nochebuena de 1945 cuando Ian Fraser Kilmister
nació. El tono es
familiar, no tiene reparos de abrirse ante sus fans, ante la familia
de Motörhead. Ya desde la primera página nos cuenta como su padre
abandono a él y su madre. Tampoco sale muy bien parado
su padrastro o la escuela. No tardan en aparecer su otra gran obsesión aparte de la música. Las
mujeres. De hecho fueron ellas quien le llevaron a empezar a tocar la guitarra. Este granuja desvergonzado habla de ellas con aprecio,
sinceridad y con un cierto toque gamberro confesando que fueron para él grandes experiencias
vitales.
Luego
llegamos a su etapa de vagabundeo en grandes ciudades inglesas como Manchester o Liverpool, donde vio tocar a los Beattles, en las que
formó su fuerte carácter. Allí conoció a la droga donde nos deleita
de contar varias de sus anécdotas como la vez que pensaron que había
muerto tras quedarse inconsciente tras tragarse una bolsa entera de
pastillas azules. También habla del dolor de las perdidas. El libro menciona a Susan Bennett, la que pudo haber sido la
indicada según la breve dedicatoria, que murió tras una sobredosis de heroína, droga a la que Lemmy
detesta.
También se recorre su trayectoria musical. Empezando con sus primero pinitos, su trabajo
como roaddie de Jimmy Hendrix, o su papel en Hawkwind, banda
donde gran parte de sus miembros estaba puesta hasta las cejas de
LSD. Al contrario que Lemmy que era más de speed. Y por supuesto Motörhead banda
que se convirtió en la más ruidosa del mundo, provocando caos y
destrucción a su alrededor. Lemmy llegó a pronunciar: “Si
Motörhead se muda a tu vecindario, nunca más crecerá la hierba”.
Todo su terrorífico paso de la bestia que fue Motörhead. Borracheras, problemas con la policía, mujeres y sobre todo rock and
roll. Cada disco está analizado con sinceridad señalando como
componía las letras y los numerosos problemas con las discografías, especialmente se despacha con Sony.
Más
que un libro parece una entrevista. De hecho en numerosas ocasiones
Lemmy se hecha la bronca a si mismo por desviarse del tema. En
cualquier momento se le puede ir la olla y meterse con las costumbres
vegetarianas de un amigo suyo, con las feministas, la policía o los
órganos de poder. La estructura se divide en capítulos ordenados en
orden cronológico siendo un gran repaso de la vida para uno de las
grandes personalidades del Heavy Metal.
Pero no se limita a eso. Como
su música, este libro es un modo de vivir la vida. Con honestidad,
tanto consigo mismo como con los demás. Con pasión por lo que se
hace. Sin sentir otra necesidad de tocar unos acordes, un trago de
whisky y ver a una bella mujer a tu lado. Ese era Lemmy. Ese es Lemmy
porque los dioses nunca mueren mientras la canción siga sonando de
forma ruidosa espantando a la vecindad. Como tiene que ser.
¿Tengo
que leer esto?: Si eres heavy sin duda. Si te gusta la música
también. Si te gusta las juergas estás invitado. Y tampoco lo
pienses si te gusta la honestidad.
Si
tuviera que quedarme con un momento, ¿cuál sería?: Sinceramente
no sé cual elegir. Todo ha sido fabuloso en esta libro.
¿Dónde
debería leerlo?: Con la música de Motörhead a tope.
Me
ha gustado, ¿dónde hay más?: Lemmy
es único. Pero si le interesa la vida de algún otro dios del metal
pruebe con la de Ozzy Osborne por ejemplo.
Una
última posdata:
Puede
que te estés preguntando, con la enorme cantidad de drogas que
consumía en aquella época, ¿cómo es que acabé en el otro barrio?
Una vez llegué a estar muerto. Bueno, al menos el grupo estaba
convencido de ello.
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