Patrick Rothfuss – El temor de un hombre sabio (2011)

“No hubo honor ni gloria en lo que hice. Pero sí hubo cierta justicia, y sangre, y al final reuní todos los cadáveres”.

Brutal. Sencillamente brutal. Esa es la impresión que tenías al terminar el primer libro, del que ya subí la crítica hace un par de semanas. Y es la impresión que se repite cuando terminas esta segunda parte.

Antes de continuar, aviso de habrá más de un spoiler para los que no hayan leído el primero (y puede que se me cuele algún ligero spoiler de éste, aunque de poca importancia). Y aunque se pueden leer de forma casi independiente, pues la historia pierde mucho, así que recomiendo hacer las cosas bien y devorar primero El nombre del viento antes de meterse con este.

El temor de un hombre sabio es la crónica del segundo día en la saga del Asesino de Reyes. Kvothe continúa contando la historia que ya conocemos: sigue buscando a los asesinos de sus padres, sigue estudiando en la Universidad, sigue persiguiendo a Denna allí donde va… Y sin embargo, aunque se mantiene la misma estructura, cambian muchas cosas. Si una pega que ponían algunas personas al primer libro era que apenas si había acción, este segundo intenta arreglarlo; los cambios de escenario y viajes del protagonista son constantes, y vemos cómo se va forjando el héroe y la leyenda que ya conocíamos. En esta entrega Kvothe conoce por fin a Felurian, logra codearse con la nobleza y hacerle un poco la vida imposible a Ambrose, aprende ciertas habilidades con las que lleva soñando desde niño y… conoce los placeres del lecho. Hablando de forma sutil, porque la verdad es que llega un momento del libro en que no hace más que ir de cama en cama y se tira a todo lo que toca.
Los interludios son, si cabe, aún más interesantes que en el primero. Kvothe va aceptando poco a poco lo que ha sido, y hay momentos en los que intenta volver a ser él mismo. Bast se perfila como un personaje cada vez más cambiante y lleno de luces y sombras, y Cronista pasa de ser un simple anotador de la historia a formar ya de verdad parte de ella. Hay un par de interludios en la posada que son sencillamente maravillosos (aparte del primero y el último, que respetan la estructura del primer y el último interludio de El nombre del viento), como cuando Kvothe arriesga su coartada para intentar evitar que el aprendiz de herrero vaya a la guerra, y cuando Bast y Cronista le preguntan por qué lo ha hecho contesta con un rotundo: “Soy responsable de todas las muertes de esta estúpida guerra. Solo pretendía salvar una vida. Por lo visto, ni siquiera de eso soy capaz”.

El estilo ágil y audaz que caracterizaba a la primera parte se mantiene aquí, con esa magistral diferenciación entre el Kvothe de la leyenda y el Kvothe posadero. El libro es aún más largo que el anterior (casi 1200 páginas), pero también se pasan volando. Sin embargo, sí es cierto que tengo que ponerle alguna pega a esta segunda parte. Aunque está a la altura de las expectativas, y las supera, en una digna continuación de El nombre del viento, no es tan perfecto como su predecesor. Si bien la acción se desarrolla mejor aquí, y la trama no es tan anodina como podría parecer la del primero, veo algunas escenas que se alargan innecesariamente, y otras quizás demasiado breves. La estancia con Felurian, por ejemplo, termina por hacerse, o a mí me lo parece, un poco pesada. Retozar en la hierba está bien, sí, pero tiene un límite. Y creo que Rothfuss lo sobrepasa. Por cierto, he de decir que esta parte me recuerda enormemente (e imagino que no seré el único, si lo habéis leído), a la estancia de Derguín con Tríane en la cueva de Gurgdar que se narra en La espada de fuego de Javier Negrete.

Por otra parte, también el entrenamiento en Ademre, que es una parte absolutamente maravillosa del libro, creo que se alarga un poco más de lo que debería. Y aquí también puedo encontrar bastantes paralelismos, esta vez con el entrenamiento de Eragon junto a Oromis en Ellésmera (en la segunda parte de El Legado). Aunque también es cierto que todos los entrenamientos del héroe de fantasía se parecen bastante.

Hay sin embargo otras partes que, aun siendo bastante largas, no se hacen pesadas en absoluto. Como la vida en la corte del maer Alveron (que, por cierto, tiene un final tan magnífico como inesperado). Y otros detalles que directamente se pasan demasiado por encima: como la búsqueda de los Ciridae y los Chandrian. Vale que se dan algunas respuestas a la investigación, pero estas te dejan con unas ansias de conocimiento bastante voraces.

Dicho todo esto, como regla general el libro está a la altura del primero. A algunos incluso les gustó más. Yo, personalmente, no tengo ninguna preferencia. Si por separado son libros imprescindibles, como conjunto no hay palabras suficientes para describirlos. Ni siquiera la descripción de “obra maestra” le haría justicia a la saga. Nuevamente, maravilloso de principio a fin.

Aunque lo acabé hace un par de semanas, estaba esperando a que Hiper-pollo lo terminara para hacer una crítica conjunta. Al final me he decidido a subirla solo yo, que será más sencillo, a la espera de que él la complete en los comentarios. Así que, pendiente de su aportación, me despido.

Allez-y, mes ami!

Buenas noches, y buena suerte.

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LO MEJOR: hay frases sublimes, y escenas insuperables. Como el encuentro con el Ctaeh. O la escena en los tejados de la conversación entre Elodin, Kvothe y Auri. No había leído nada tan surrealista en mi vida. Y eso que me encantan los guiones de los Monty Python.

LO PEOR: como ya digo, que algunas escenas se alargan de forma un tanto innecesaria. No es que se hagan pesadas, sino que da la impresión de que cae en lo fútil e irrelevante en algunos fragmentos.

VALORACIÓN: Imprescindible si ya te has leído el primero (y te gustó). Si no te gustó, pues imprescindible para cambiar tu opinión. Si no has leído el primero, imprescindible para que veas lo que te has perdido. Y en general, imprescindible. Me ha dejado con unas ganas de leer el tercero que me destrozan el hígado.


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Booktrailer - El temor de un hombre sabio (hasta el trailer es maravilloso)