Para
ser inocente es necesario ser un poco más rico
No hay telediario que no
mencione a la corrupción. Cada semana sale un nuevo nombre a la
palestra, un nuevo dato, un nuevo escándalo. Conocemos de memoria a
Bárcenas, a Correa, a Granados. Hubo mucha gente en este país que se aprovechó y que
ganó cantidades ingentes de dinero de cualquier forma, sin ningún
tipo de moral.
Ahora es fácil verlo pero
antes de la crisis pocos lo veían. Antes se hablaba de pleno empleo,
de la Champions de la economía y de que España iba bien. Rafael
Chirbes no coincidía con esa versión, y justo un año antes de que
explotará la burbuja inmobiliaria en España publicó Crematorio,
una novela que trata directamente a esta España supuestamente
vencedora, moderna y próspera y que en realidad es cateta, hortera y
amoral.
La historia en sí no tiene
trama, simplemente hay una muerte y los personajes reflexionan sobre
su relación con el fallecido o su situación en la vida. Es una
novela coral, que involucra varios puntos de vista. Todos los
personajes hablan, dan la versión de sus hechos, explican sus
razones, intentan justificarse al tiempo que desenmascaran al resto.
Nadie es inocente, es cierto, pero también el lector tiene que tener
cuidado para huir del juicio apresurado.
El caso más claro es Rubén Bertolomeu, que es
el verdadero protagonista. Es el reflejo de gran parte de los males
de la sociedad española. De joven un hombre culto que buscaba
revolucionar la arquitectura y fusionarla con otras artes como la
pintura y la literatura, ahora en su vejez se ha convertido en un
hombre rico que no tiene reparo de reír las gracias hipócritas de su nuevo círculo social y
disfrutar de una vida superficial junto a una esposa cuarenta años
más joven que él. Sin embargo, el autor mostró en una entrevista
cierta piedad hacia él.
Los demás tampoco se
libran. Ese mundo de la cultura que ha degenerado y que solo ha
sobrevivido aceptando los regalos del capitalismo feroz. Unos viven
críticos pero a la vez aceptan lo que les da el sistema. Otros son
un despojo corrupto. Los obreros, los hombres que levantan estos
imperios, son presas de los vicios, del alcohol, las drogas y el
sexo. Y también está esa España con ganas de escalar en la
sociedad a cualquier precio aunque carezca de cualquier tipo de
virtudes. Todos ellos configuran a España, a la España que fue, la
que quiso ser y la que es hoy en día.
El autor no usa diálogos,
sino que crea un texto que es un bloque. No hay momento para
respirar, apenas hay puntos apartes. Es un bosque de palabras denso
donde más de una vez el lector puede tender a agotarse. A pesar de ello es una obra amena, que no duda en utilizar la ironía
y la sátira. Además está repleta de citas de gran calado junto a reflexiones acertadas del autor. La obra está estructurada en diferentes capítulos sin
numerar, bastante largos y que cada uno recogen los testimonios de
los personajes. No hay conclusiones ni etiquetas que nos lo pongan fácil, es un retrato con matices, duro y que exige mucho al lector.
Estamos ante una de las
mejores novelas en español del siglo XXI. Es un retrato feroz de la
España que abrazó a la transición para huir de la opresión del
franquismo y ahora vive en la dictadura de los poderes económicos y
la codicia que desata en nosotros. Densa pero realmente
imprescindible para comprender a nuestro país.
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¿Tengo
que leer esto?: Sí
Si
tuviera que quedarme con un momento, ¿cuál sería?:
El último capítulo en el que habla Juan Mullor.
¿Dónde
debería leerlo?: En la costa valenciana junto a un bloque de
edificios.
Me
ha gustado, ¿dónde hay más?:
Rafael Chirbes tiene más hombres, incluyendo En la Orilla,
su última novela antes de morir. También entronca con la
tradición de las novelas realistas como La Regenta.
Última posdata
La
libertad, aunque no te lo creas, se acuesta temprano, y duerme sus
ocho horas de un tirón. La libertad se conquista teniendo un trabajo
que te gusta y que te permite vivir como a ti te gusta.
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