-Tú lo atropellas
todo; eres un monstruo. –Soy un hombre.
Es muy curioso ver que somos los mismos gilipollas de
siempre. Da igual los siglos. Llevamos a cuesta los mismos problemas de
siempre. Y si hay un país pidiendo a gritos el premio de estupidez crónica, ese
es España. Como vimos con Luces de Bohemia, España lleva arrastrando problemas
sociales muy severos. La literatura es un espejo perfecto para verlo. Otro
grande de nuestra literatura, reflejó la sociedad de su tiempo de forma
totalmente distinta que el esperpento.
Benito Pérez Galdós vivió en el siglo XIX, época de
revoluciones y golpes de estados antes que el canovismo impusiese la
estabilidad a golpe de pucherazo. Fue tiempo de discusiones literarias en un
café. Discusiones sobre la realidad política y social del país. Un joven Galdós
empezaba a escribir realismo social, con cierta obsesión de reflejar el atraso
del país. Ese es el caso de una de sus primeras obras, Doña Perfecta.
Pepe Rey es el perfecto exponente de un joven reformista. Ha
estudiado en la universidad y ha visitado Europa. Tras acceder a la petición de
su padre, se dirige a Orbajosa para casarse con su prima Rosario. Cuando llega,
se encuentra a una ciudad empobrecida y en franca decadencia, pero orgullosa y terca
como una mula, que rechaza todo atisbo de modernidad; y defiende con uñas y
dientes su tradición.
Desde que su tía, Doña Perfecta, le acoge en su casa, Pepe
Rey será acosado continuamente por las cerradas mentes de la ciudad, destacando
el penitenciario don Inociencio y su propia tía. Solo el amor que prende entre
los dos jóvenes le permite mantenerse fuerte.
Uno de los puntos fuertes de Galdós es su naturalidad en los
diálogos. Diálogos complejos, llenos de discusiones brillantes, preguntas
maliciosas y respuestas irónicas.
Es Inociencio el
principal instigador, y Pepe, que no sabe mantenerse callado ante los ataques,
cae en su trampa. Es el viejo duelo entre razón y fe. Progreso y evolución. Y
si me lo permiten honradez inocente e ilusa contra hipocresía casposa
pueblerina. La ciencia es la muerte del sentimiento y de las dulces
ilusiones. Así tras una serie de falsos elogios comienza una de las discusiones
Inociencio, que tiene sus razones para que no se celebre la boda. La visión de
Pepe Rey es totalmente contraria a las ideas del pueblo, que se escuda
cobardemente en su falsa humildad. Al final esa tensión explota y los ataques
se vuelven directos:
-Nada respetas – Nada
que sea indigno de respeto. –Y mi autoridad, y mi voluntad, yo… ¿yo no soy
nada? –Para mí su hija de usted lo es todo; lo demás, nada.
Rosario, en cambio, es una de las excepciones. Dulce y amante ardiente del joven, es finalmente encerrada
en su habitación con la excusa de una enfermedad para evitar la boda. Pero en
una escapada, ambos jóvenes se declaran
su amor. Cabe destacar como el autor logra captar la febril emoción de la joven
en sus arrebatos amorosos:
-Quiero volverme loca
contigo. Por ti estoy padeciendo; por ti estoy enferma; por ti desprecio la
vida y me expongo a morir.
-Moriré. ¡Qué me
importa!
Con respecto a la posición ideológica del autor, se ve muy confiado
en el progreso, al que puede achacarse ingenuidad. Su posición contra ciertos
valores tradicionales le valió encendidas polémicas. Su visión se puede definir
en esta frase:
-Es preciso en
golearse en estos países encantadores, ver de cerca esta gente y oírle dos
palabras para saber de que pie cojea.
Pocos personajes se libran de perfidia e hipocresía. Doña
Perfecta es una mujer bondadosa y piadosa, pero también la perfecta puritana
que se indigna ante las blasfemias de su sobrino al que califica como “ateo
infame”. Lacayos sinvergüenzas,
caballeros que se comportan como macarras, jóvenes pedantes y damas envidiosas
son las almas que componen Orbajosa.
La obra se estructura en varios capítulos que van avanzando poco
a poco en el conflicto. La narración omnisciente se va desarrollando a través de
los diálogos y las detalladas descripciones, con las que caracteriza a los
personajes, con una psicología totalmente definida. Quizá se exceda en recalcar
demasiado esta psicología. Aunque es más criticable que la trama es demasiado
simple, aunque el autor sabe darle buenos giros, destacando el final donde el
sentimiento aflora, para rematar con alguna que otra pulla final a Orbajosa.
Lo mejor: La
vivacidad de los diálogos y la caracterización de personajes y de la ciudad en
general.
Lo peor: La trama
puede ser en ocasiones demasiado simple.
Valoración: 9’8 Un maestro de la lengua española presenta una
de sus primeras grandes obras, que será un excelente punto de partida a una
prolífica carrera.
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