Hay
días en los que uno se levanta uno transparente. Y entonces conviene
aprovecharlos para escribir. Si no hay transparencia no hay
escritura. Puede haber un trabajo de amanuense, pero nada más. [...]
Escribo por el placer de desaparecer. Es mi forma de transparencia.
Por si alguno lee la crítica
fuera del contexto de este diciembre de 2016 se lo recuerdo. El mismo
día en el que escribo este párrafo ha muerto Debbie Reynolds,
actriz de Cantando bajo la Lluvia. Un día antes murió su
hija, Carrie Fisher, la famosa princesa Leia. Hace unos días George
Michael. Hace unos meses Leonard Cohen. Al principio de año David
Bowie. Antes de empezar el año Lemmy Kilmister.
La muerte de un icono
siempre conmociona a la opinión pública y a las redes sociales. Da
igual que no hayas oído su música, visto sus películas o no sepas
quién es. El duelo público siempre está allí. Por supuesto es algo
que tampoco nos atañe especialmente y se tiende a la frivolidad,
porque hay que ser muy fanático y realmente tener una conexión
importante para que realmente te afecté de verdad la muerte de un
famoso al que no has conocido nunca. Normalmente es una forma de
participar en el ritual y recordarnos levemente que cuando menos lo
esperemos, desapareceremos en la oscuridad.