viernes, 19 de septiembre de 2014

James O'Barr - El Cuervo (1989)



Dios, maldito cabrón. ¿Cómo pudiste hacerle a ella algo así? ¿Cómo pudiste crear algo tan suave, inocente y hermoso para después destruirlo? ¿Cómo pudiste hacer algo así? ¿Cómo pudiste hacerla sufrir de ese modo? Cabronazo.

Todo aspirante a escritor sabe que sus historias nacen de lo más profundo de su alma, aunque él ignore lo que ocurra allí o sea demasiado consciente de ello. Algunas almas aspiran al amor, otras a alcanzar a comprender la espiritualidad y a Dan Brown a escribir otro best seller mientras se ríe de historiadores horrorizados. Muchas veces la vida de un escritor está reflejada en las páginas de papel que deja tras de sí. Su miedo,  su odio, cada alegría y éxito de su vida y por supuesto, y confeso como lector que es lo más atrayente y morboso, cada desgracia que le atormenta. Este comic trata sobre un hombre que conoció a la desgracia de primera mano.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Marvel Zombies (2005 – 2006)



“Me gusta el sabor de la carne. De verdad, me gusta. Si lograra hallar una cura a lo que sea que nos está pasando... Si las cosas volvieran a ser como eran antes... o algo parecido... Creo que seguiría comiendo gente. Y eso me aterra. De verdad.”

Me resulta imposible comenzar una crítica de esta obra, igual que de cualquier otra del noveno arte, sin antes recomendaros leer ese fastuoso blog que es Superman Lee a Poe por dos sencillos motivos: el primero, que molan mucho; y el segundo, que el señor Panmios es mi proveedor oficial de droga comiquera la mayoría de las veces. Y así ha resultado ser en este caso.

Llevaba tiempo queriendo hincarle el diente, y nunca mejor dicho, a este crossover de Marvel del que había oído hablar hasta la saciedad, y del que había recibido críticas muy dispares. Temí que la expectación me llevara a sentirme defraudado... algo que en cierto ligero punto sucedió, pero que en general no resultó ser así. Y ahora os contaré por qué.

La historia de esta serie limitada se remonta a finales de 2005, cuando Mark Millar y Greg Land escriben un arco de tres capítulos llamado “El cruce” para sus Ultimate Fantastic Four, que pretendía ser un esperado crossover que uniera por primera vez (a menos que me equivoque) el universo Ultimate de Marvel, y el universo de Marvel tradicional.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Neil Gaiman – El galáctico, pirático y alienígena viaje de mi padre (2012)



 “—He comprado la leche —dijo mi padre—. […] Pero cuando he salido de la tienda, he oído un ruido extraño que venía de arriba. Era algo como: zumm-zumm. Al levantar la vista he visto un enorme disco plateado flotando sobre Marshall Road.
» “Caray”, me he dicho. “Esto no es algo que se vea todos los días.” Y entonces, ha sucedido algo muy extraño.”

Neil Gaiman es muy querido en este blog. Bueno, en este, y en cualquiera que se precie. Dejémoslo en que es un tipo muy querido, con una imaginación y una ternura desbordantes, y capaz de saltar de géneros, estilos y públicos como quien no quiere la cosa. Y que habiendo leído una amplísima muestra de su obra (salvo en lo que se refiere a cómic, que solo he leído su fabuloso The Sandman y su 1602), tan solo me ha decepcionado con algunos relatos cortos. Ya le daré otra oportunidad.

Mientras tanto, resultó que hace poco pasaba por aquí por España y yo, feliz y contento, fui a verle. Esperando la kilométrica cola, me compré dos cosas suyas pendientes tiempo ha: American Gods (que no critiqué en su día… pero para mí es su obra más perfecta, al nivel de The Sandman), y El galáctico, pirático y alienígena viaje de mi padre (o, como se llamó en inglés, porque sé que hay muchos que no gustan de la traducción: Fortunately, the milk). Y aunque al final solo me firmó dos ejemplares, y decidí que fueran Stardust (que se lo regalé a mi hermana, muy fan también) y Buenos presagios (para que me lo firme Terry cuando sea yo otro autor de éxito del fantástico absurdo), pues aproveché la compra y di muy buena cuenta de este simpático relato infantil.

martes, 9 de septiembre de 2014

Azpiri – Lorna. Edición integral, libro 1 (2009)


 “¡Estos tíos me quieren violar y se me han olvidado las píldoras en la astronave!”

Recuerdo, siendo yo joven y despreocupado, leer a menudo dos cómics de firma española que más tarde descubrí eran leyendas del género (en aquel entonces, ignorante del mundo de las historietas, pensaba que eran mi secreto): uno de ellos, el Superlopez de Jan, os sonará a todos, o eso espero; el otro, era Mot, obra de unos tales Azpiri y Nacho (que colaboró también con otro grande, Ricardo, en mi querido Goomer).

Luego crecí, y me di cuenta de que Alfonso Azpiri era uno de los titanes del dibujo español. Aún más, la afición familiar por consolas retro hizo que mi padre me pegara la admiración por las ilustraciones que el dibujante español hacía para un sinfín de videojuegos (esa portada de Viaje al centro de la tierra de Topo, es así como la quintaesencia de las portadas de videojuegos), y que descubriera la que sería su gran creación: el personaje de Lorna, que protagonizaría una serie de cómics, un videojuego para Amiga (en 1990), y del que ahora están intentando hacer una película supervisada por el propio Azpiri. No solo, sino que hace poco pude conocer a este hombre, que además de tener talento es puro amor, y se reanimó mi pasión por sus obras.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Isaac Asimov – El fin de la eternidad (1955)


 “Al impedir los fracasos de la Realidad, la Eternidad también impide el logro de los triunfos. Sólo haciendo frente a las grandes pruebas puede la Humanidad elevarse a nuevas y mayores alturas. Del peligro y de la aventura han salido siempre las fuerzas que han llevado al Hombre a nuevas y más grandes conquistas.”

Resulta curioso: en mi última crítica arremetía contra una obra de un autor que siempre ha estado entre mis favoritos del género; hoy, toca hacer lo contrario, y elogiar la obra de un autor que, aunque me gusta, siempre he creído que está pelín sobrevalorado en lo que viene siendo la ciencia ficción (no porque sea malo, que no lo es en absoluto, es un maestro indiscutible… sino porque muchos no son capaces de ver más allá de Asimov).

La premisa de El fin de la eternidad trata con un tema clásico con el que me he topado muchísimo en los últimos tiempos: los viajes en el tiempo. La premisa que se plantea es simple: una vez descubiertos los campos temporales en el siglo 24, la humanidad puede lanzarse en el 27 al desarrollo de un cocepto/lugar/sistema/entidad indefinidad a la que se conoce como “Eternidad”: virtualmente infinita hacia adelante y hacia atrás, y que permite viajar y modificar cualquier hecho en toda la Historia, conocida o por conocer.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Arthur C. Clarke – La ciudad y las estrellas (1956)



 “Ahora, en cambio, la Tierra me parece demasiado pequeña y sin importancia. Cada descubrimiento me ha planteado incógnitas aún mayores, y me ha abierto horizontes más amplios. Me pregunto dónde terminará esto.”

A menudo he afirmado que Clarke me parece el maestro indiscutible del género de la ciencia ficción, algo más (aunque, seamos sinceros, tampoco mucho) que Asimov, y el que mejor define y expone lo que supone esta literatura. Es un autor capaz de desarollar una prosa asequible y cercana al lector, que trate temas filosóficos y científicos de una profundidad encomiable, y que además sea capaz de mostrar y explicar de forma coherente los posibles avances futuros de la humanidad.

A veces, sin embargo, no consigue todo eso, y entonces estamos ante obras suyas que, sin ser malas, sí podemos tildar de flojas. Es lo que muchos dicen de, por ejemplo, Cánticos de la lejana tierra (que casualmente es mi favorita suya); y es algo que muy pocos dicen de La ciudad y las estrellas, en general considerada uno de sus clásicos… pero que yo digo, sin dudarlo demasiado.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Mark Millar y John Romita Jr. – Lobezno: enemigo del estado (2004 – 2005)



 “—Le ha matado, coronel Furia. Lobezno acaba de matar a Spiderman. Hemos sacado su cadáver de entre los escombros hace veinte minutos.
—¿Qué?”

Esa cita para abrir la crítica no es un spoiler. No del todo, al menos. Cuando lo leáis entenderéis por qué. No me asesinéis todavía.

Últimamente me ha dado bastante por la lectura de cómics, especialmente de la escuela norteamericana. La franco-belga y la japonesa (especialmente esta última) siempre las he tenido más trabajadas, pero Marvel, DC y compañía estaban un poco alejados de mis estantes. Ahora, no sé si a raíz del cine de superhéroes, de mi renovada pasión por personajes que de joven adoraba, o debido a la influencia de mi amigo Panmios de Superman lee a Poe, que es mi biblioteca y consejero superheroico particular, pues el caso es que cada día me meto más en faena.

Este número que os traigo hoy, sin embargo, no fue algo que me recomendara él, y ambos coincidimos en que es un cómic decente, pero no de lo mejor de Millar. Lobezno: enemigo del estado plantea una historia que, per se, me encandiló: el mutante al que todos queremos más es asesinado por una coalición de supervillanos (Gorgón, La Mano e Hydra), que lo resucitan con un lavado de cerebro y lo envían contra sus antiguos aliados. Comienza así un juego letal donde el antiguo héroe es una máquina de matar dispuesta a acabar con Los Cuatro Fantásticos, Daredevil, El Capitán América, los X-Men (bueno, la Patrulla-X en los cómics), Elektra o quien se le ponga por delante.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Magnus Dagon – El espejo de Ares I: Decadencia (2014)



 “Esta es la historia de once monstruos que creyeron ser dioses”

Magnus Dagon es un buen amigo de esta casa. Es un hecho reconocido. Es por ello que, a la hora de hacerle críticas, tiendo a ser más benévolo, a pesar de esforzarme por sacarle tantos fallos como sea posible (soy así de cabrón). Pero cuando resulta difícil sacarle fallos, pues es que no hay más: se dice lo buena que es la obra y punto.

Es un poco lo que me pasa aquí con su última novela, que publicó este año, y que tuve el honor de presentar como su maestro de ceremonias hace unos meses. Una novela que no es sino la primera parte de una obra mayor, y a la cual la mayor pega que se le puede poner es que no haya salido todavía.

La trama de la novela nos sitúa ante un futuro “no muy distinto de nuestro presente”, en palabras del autor, y tampoco demasiado alejado (aunque la deriva temporal de la trama sí que es bastante amplia) en el tiempo. En ese mundo, el llamado Consejo de Gobiernos, formado por once de lo que llamaríamos tecnócratas (concretamente aquí científicos muy especializados), gobierna la ciudad de Nergalia, y buena parte del mundo, en una suerte de oligarquía aristocrática en la que nadie, a priori, se les puede oponer.