domingo, 18 de noviembre de 2012

Isaac Asimov – Yo, robot (1950)



 “Ningún ser puede crear un ser más perfecto que él”

No soy fan de Asimov. Eso lo sabe todo el mundo. O quizás sería más correcto decir que sí soy fan del escritor, pero no por encima de otros autores de sci-fi. Me explico: muchos le consideran el mayor escritor de la historia de la ciencia ficción. Yo no. Opino que es un genio indiscutible, y adoro obras suyas como Anochecer (co-escrita con el también genial Robert Silverberg), pero  también pienso que gente como Clifford D. Simak u Olaf Stapledon está a su nivel, sin duda. Y que Arthur C. Clarke le supera con creces.

Pero ¿qué hace tan atractivo a este ruso nacionalizado estadounidense, autor de la famosísima Saga de la Fundación y creador de las tres leyes de la robótica? ¿Qué le llevó a ser considerado uno de los tres maestros de la ciencia ficción, algo que sigue en boca de todos 20 años después de su muerte? Probablemente, su tremendo compromiso social, su rigor científico, su preocupación por la psicología y el estudio del comportamiento humano, su prosa ligera y fácil de leer, su interés y estudio de temas históricos… Vamos, de todo un poco.

Todo eso, precisamente, se puede detectar en una de sus primeras obras de importancia, Yo, robot, que no es sino un compendio con algunos de sus más famosos relatos robóticos publicados hasta la fecha. La ligereza, la crítica, la preocupación por el futuro, el interés por el avance tecnológico…

Los relatos tienen una premisa fundamental: mostrar la evolución de la ingeniería robótica, y la progresiva implantación de esta en una sociedad futurista, comenzando por un momento en que las máquinas comienzan a introducirse en los hogares, y terminando con el control y gobierno de las máquinas de todo el mundo (pero no en plan Terminator, sino algo mucho más moderado y benigno). El nexo de unión entre los relatos (un tanto forzado, me parece a mí), son las entrevistas a la robopsicóloga Susan Calvin, que va desgranando sus recuerdos en fragmentos rigurosamente ordenados, cronológicos.

Cada relato está protagonizado por un robot que, invariablemente, pertenece a una generación más avanzada que el del relato anterior. Y en cada relato la trama gira, precisamente, en torno a los fallos que esa nueva generación parece comportar, que no son sino recovecos extraños provocados por las tres leyes de la robótica, que los creadores apenas habían logrado atisbar y tardan en comprender. Así, la estructura siempre es sencilla, pues los capítulos no son sino excusas que Asimov utiliza para explicar casos concretos concernientes a esa ley que guía a los robots. Algo así como el código de Hammurabi pero en el futuro.

El estilo de Asimov es (como todo lo que critico últimamente en el blog, curiosamente…) tremendamente ligero, y muy fácil de leer. Con la salvedad del último relato, “Un conflicto evitable”, que es un peñazo (en cuanto a aridez en la narración) considerable. Así, el ruso se permite hacer reflexiones filosóficas y dar enseñanzas morales con mucha facilidad y cercanía a los lectores, sin que resulten estas pedantes o excesivamente moralizantes.

Por último, queda decir que a medida que se acerca el final del compendio, los relatos se hacen más complejos (lógico), pero también más interesantes… Concretamente, “Evasión” y “Pequeño robot perdido” me parecen auténticas genialidades.

Ah, que se me olvidaba, antes de cerrar. Debido a la imposibilidad de compaginar mi vida normal con mi vida como crítico, y a otras razones que no competen, después de ponerme al día con las peticiones y análisis que tengo pendientes, y como ya anuncié en el Twitter del blog, abandonaré la crítica escrita durante una larga temporada (*suspiros de alivio por parte de los lectores*). No es permanente, pero la duración de mi ausencia será incierta. Eso sí, seguiréis viéndome por aquí en podcast, entrevistas, concursos y demás… Pero será lo único.

Allez-y, mes ami!

Buenas noches, y buena suerte.

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LO MEJOR: los relatos “Evasión” y “Pequeño robot perdido”. Y la forma que tiene Asimov de anticipar el final y solucionar los problemas.

LO PEOR: “Un conflicto evitable” me parece infumable, y la excusa para unir los relatos un tanto débil...

VALORACIÓN: 7,75/10. Una obra más que decente, y con muchos puntos realmente destacables… Pero no es de las mejores del escritor, creo yo.

5 comentarios:

  1. ¡Lástima! Escribes de forma tremendamente ligera, pero muy acertada. Es una broma. Te echaré de menos. A mí tampoco me acaba de llenar Asimov. A veces, su filosofía también es ligera.

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  2. Jajaja, muchas gracias. Pero bueno, será una retirada temporal, solo... :)

    Yo con Asimov también tengo mis más y mis menos, la verdad :P

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  3. Sobre el debate no puedo aportar gran cosa. No he tocado nada de Asimov. Pero cuando vuelvas, puedes criticar a Arthur C. Clarke y tocar los huevos a Javi un poco.

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  4. ¿Cómo que el conflicto evitable es un coñazo? Eso es tan grave como decir Jehová XD.

    Vamos a ver. Es bien distinto a todos los demás de Yo Robot, pero no por ello es de relleno.

    Toda la obra de Asimov está estructurada en una historia del futuro. Sobretodo en Bóvedas de Acero y en Sol Desnudo se ve que cuanto más robotizada está una sociedad, se hace más conservadora y a la vez más frágil, puesto que no tiene capacidad de reacción. Esta idea empieza a estar presente en el conflicto evitable.

    Además, Asimov puede resultar árduo algunas veces, puesto que en un libro de 250 páginas, perfectamente 230 te están preparando el final. Sin embargo, aunque esa gran parte del libro pueda paraecer insulsa, lleva consigo la base filosófica.

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  5. Eh, eh, eh, eh. Tiempo, tiempo, tiempo. Creo que todos tenéis un pequeño problema y es que no sabéis distinguir algo bueno de algo entretenido... "2001: una odisea en el espacio" es una de las mejores películas de la historia. Y es un coñazo. Del mismo modo, "Un conflicto evitable" es un gran relato, y culminación de todo el conjunto de Yo, Robot... pero es un coñazo de cuidado.

    Y en este caso es al revés. Son las últimas 40 páginas (o las que fueran el relato, no las recuerdo), las infumables, considerablemente más pesadas que el resto. ¿Que es un gran final? Por supuesto. ¿Que es un petardo considerable? Pues también.

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