sábado, 9 de junio de 2012

Haruki Murakami – 1Q84 [Libros 1 y 2] (2009)



“Al cerrar los ojos, Tengo dejó de estar seguro de a qué mundo pertenecía”.

Murakami es una autor ya más que conocido en este blog. Y no solo aquí, sino que últimamente se ha convertido en el escritor de moda (lo que ha permitido que gente como yo, que llevaba años queriendo leerle, haya podido acceder a sus obras con más facilidad); de hecho, esta misma semana, estuvo nominado al premio Príncipe de Asturias de las Letras (al igual que lo había estado su compatriota Miyamoto, que ganó el Príncipe de Asturias de la Comunicación), que finalmente le arrebató Philip Roth. Pero premios aparte, no hay duda de que es uno de los autores más sonados del momento, y ello se debe especialmente a la obra que traigo hoy, después de haberla devorado estas últimas semanas: 1Q84.

Aterrizó el año pasado en nuestras librerías esta maravillosa novela (que concluye en un tercer libro, por lo que sé aún no publicado en español) en la que Murakami hace gala, una vez más, de una maestría inigualable. La historia se centra en dos personajes: Tengo, profesor de matemáticas en una academia; y Aomame, instructora de artes marciales y tonificación muscular. Tanto Tengo como Aomame tienen algo especial que no se ve a primera vista: él es un escritor amateur un tanto frustrado, que no logra dar salida a sus obras; y ella trabaja como asesina ejecutando a maltratadores de mujeres. Murakami alterna los capítulos dedicados a cada personaje, logrando una interesante dualidad entre el mundo sencillo, anodino y rutinario de Tengo; y el mundo más salvaje y peligroso en el que se desenvuelve Aomame.

Lo interesante, nuevamente, es esa conjunción entre forma y fondo tan especial. Murakami va desgranando los acontecimientos poco a poco, con cuentagotas, como si temiera que el exceso de información apabullara al lector. Todo se narra con una calma y una lentitud increíbles, pero sin pesadez, convenciéndote de que esa es la mejor forma de hacerlo. Hasta que no has pasado la mitad del primer libro no puedes comenzar a intuir la relación entre Tengo y Aomame, que no quedará clara hasta el segundo libro, donde con una naturalidad pasmosa, cada uno empieza a ponerle nombre al otro, demostrando esa relación tan solo sugerida en un primer momento. Del mismo modo, la Little People, otro de los puntos clave de la historia, no aparece hasta el final del primer libro; el argumento de La crisálida del aire (obra que Tengo tiene que rescribir para un concurso literario, y que también se convierte en uno de los pilares de la historia) no aparece hasta pasada la mitad del segundo libro, y la vida del propio Tengo, de la que se van dando pequeñas pinceladas, la descubrimos seis páginas antes del final del segundo libro. Esa “tacañería” a la hora de dar información, aunque pueda sacar un poco de quicio, es uno de los puntos fuertes de la obra, manteniéndote con la tensión constantemente, y resolviéndola cuando menos lo esperas, como si fuera algo evidente.

Por otra parte, vuelve aquí el Murakami empeñado en entretejer realidad y fantasía sin distinguir entre ambas. Aomame se ve inmersa en el mundo que ella denomina “1Q84” (en japonés, la “q” se pronuncia como el número 9, de ahí el juego de palabras), una realidad con dos lunas donde todo es como era en 1984, salvo pequeñas variaciones, a priori sin mucha importancia, pero que afectan de forma crucial a su existencia. En cuanto a Tengo, se ve inmerso en las fantasías de Fukaeri, la autora original de La crisálida del aire, uno de los personajes más misteriosos y extraños que se encuentran en la novela (y que he conocido en mi vida), que le hace ver que hay cosas en su mundo en las que nunca antes había reparado.

El estilo, como siempre, es sencillo, sin demasiados artificios, aunque aquí es quizás más depurado que en otras de sus obras. Aunque en esencia no cambia, es más maduro, y demuestra una mayor maestría; es quizás, la mayor clave de la obra, pues logra que casi mil páginas de relato se pasen volando, devoradas a una velocidad pasmosa.

A medida que se acerca el final de la obra, los acontecimientos se aceleran, precipitando un final en el que, por fin, los personajes entrecruzan sus vidas y sus destinos, de una forma realmente peculiar (ya lo descubriréis), en una conclusión que queda totalmente abierta para el tercer libro.

Grandioso. Sin duda, la obra clave de Murakami. Habrá que hincarle el diente a la última parte, a la espera de que sea capaz de resolver todas las incógnitas que deja abiertas.

Allez-y, mes ami!

Buenas tardes, y buena suerte.

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LO MEJOR: el estilo, el estilo y el estilo. Murakami es un auténtico maestro formal. Y, para mi gusto, esa calma a la hora de destilar información, de una naturalidad sorprendente.

LO PEOR: el final queda quizás demasiado abierto. Sí, sé que es una segunda parte y que luego viene otra, pero tiene una conclusión de pronto muy brusca que te deja en ascuas. No es que sea un mal final, sino que es un final pensado para hacer que el lector sufra aún más la espera.

VALORACIÓN: 9,5/10. No le puedo dar la matrícula si no leo antes la tercera parte. Pero, eso sí, me ha parecido lo mejor de Murakami. Si antes lo sospechaba, ahora confirmo que, de todos los escritores surgidos en los últimos 30 años, el japonés es sin duda uno de los mejores a nivel mundial.

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1Q84 - Book-trailer

4 comentarios:

  1. Cuando te vea te lo dejo. Y ya te paso, te devuelvo Sauce ciego, que esto ya es un secuestro en toda regla.

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  2. Tienes predilección con secuestrar libros de Murakami. El mío también tardaste en devolverlo.

    PD: Prometo leer a Murakami. No sé cuando pero lo hare.

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  3. Es que en los libros que leo siempre me marco páginas para sacar citas. El problema es que a veces tardo tiempo en apuntarme esas citas en otro sitio. No me pasa con Murakami en especial, me pasa con todos. De hecho, también tardé mucho en devolver "La Espada Rota" a Salva, y aún tengo "La casta de los metabarones" de Jose, que me lo dejó hace muchos muchos meses.

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