viernes, 31 de mayo de 2013

Magnus Dagon – The Jammers (2012)



"Su presente es solo una distorsión de lo que fue su pasado."

Esta no va a ser una reseña al uso. No demasiado, al menos. Enmarcado en el concurso que el autor convocó para promocionar el libro (hoy es el último día para participar… aún estáis a tiempo), realizaré una breve reseña de los cuatro capítulos que él pedía, ya que no me ha dado tiempo a leerme el libro al completo. Lo haré a no mucho tardar, sin embargo, y lo reseñaré de forma más extensa cuando eso ocurra.

Vamos, entonces, con el autor. Magnus Dagon es el pseudónimo (podría revelar su nombre real, pero Magnus Dagon queda mucho más épico) de uno de los mejores escritores de ciencia ficción y terror, entre otros géneros, que haya tenido el gusto de conocer. En su haber, un sinfín de relatos publicados (muchos de ellos en NGC y Axxón) y varias novelas, como El informe Cronocorp, Los siete secretos del mundo olvidado, Los Caídos o la que os traigo hoy. Además, es un ejemplo de altruismo a la hora de difundir sus textos (Los Caídos, por ejemplo, podéis encontrarla íntegra y gratuita en la red), y ha sido galardonado con premios tan prestigiosos como el UPC (en 2006) o el Ignotus (en 2008).

¿A qué nos enfrentamos en The Jammers? La frase estrella del libro, que se repite en cualquier sitio en que pongáis las dos palabras del título es: “De pequeños queríamos ser estrellas del rock o tener superpoderes. Ellos consiguieron ambas cosas”. Ni más ni menos que eso es lo que encontramos entre las páginas: un grupo de músicos que, por una feliz casualidad, adquieren poderes relacionados con sus habilidades en la música. A partir de ahí, seguiremos a los protagonistas en su desarrollo paralelo en el mundo de la música y de los justicieros enmascarados.

El mundo que se nos presenta es el mismo que encontramos en Los Caídos, donde de hecho ya aparecieron los músicos, The Jammers en varios capítulos. Todo es una apuesta de Magnus por crear un universo ficticio, el “Tecnoverso”, donde se van entrecruzando las historias de sus novelas, y donde incluso otros autores participan desarrollando personajes (como Raelana Dsagan con Perséfone) al más puro estilo del universo de los cómics de DC o Marvel.

De hecho, esa influencia del cómic es algo que se nota desde la primera página, y que Magnus quiere dejar bien claro. En el fondo, lo que estamos leyendo no es sino una saga de cómics sin viñetas, pero que podría funcionar perfectamente como cualquiera de las grandes obras de Stan Lee o Alan Moore. Hay una dicotomía entre la narrativa de ciencia ficción más depurada, donde se intenta explicar y hacer factible lo que vemos; y el universo de los cómics, más centrado en contar una historia en la que no importa mucho lo que ha ocurrido. Eso lleva, por ejemplo, a la explicación forzada de ciertas situaciones (como la adquisición de poderes de The Jammers), pero que precisamente por ello goza de un encanto increíble y nostálgico.

Lo más destacable, por otra parte, es el desarrollo de los personajes. Si en Los Caídos (las comparaciones con su antecesor son inevitables) nos enfrentábamos a personajes diferentes que intentaban presentarse en sociedad con un mismo rostro, aquí tenemos a un grupo heterogéneo que quiere dar cuenta de sus diferencias desde el primer instante, y que las explota para alcanzar su máximo potencial. Cada uno de los miembros del grupo está lleno de matices (especialmente en el caso de Echo, la narradora y teclista; y Distorsión, el cantante del grupo), y sus propias diferencias les sirven para construir sus estrategias dentro y fuera del escenario. Los personajes nunca tienen una moralidad clara y definida, de blanco o negro, y ese es el mayor acierto de las obras de Magnus: como hizo Nolan con Batman, él es capaz de ver el lado oscuro que tiene todo héroe, de sacar a relucir el pasado tenebroso, y de crear personajes con una complejidad sin parangón.

Aunque quizás me he precipitado al hablar de “lo más destacable”, porque también las descripciones son una gozada. En ese sentido, si antes le comparábamos con el Batman de Nolan a la hora de crear personajes, ahora habría que hacerlo con el Batman de Burton, cuando crea escenarios. La minuciosidad de detalles y lo envolvente de sus descripciones logran configurar ambientes que no son un simple decorado para la escena, sino que la desarrollan y configuran en ella a los personajes. Igual que había sucedido en Los Caídos con Ernépolis-I (uno de los mejores escenarios ideados por un escritor de sci-fi con que jamás me haya topado, os lo aseguro), aquí se nos presentan lugares fundamentales para reflejar a los personajes, como el Acorde Cósmico o Éxodo-2 (la descripción de la nave en el capítulo 14 es simplemente fabulosa).

Por otra parte, uno de los mayores aciertos del libro (no lo mejor para mi gusto, pero sí un gran acierto) es el hecho de que las canciones mentadas y compuestas por The Jammers existen de verdad, y están interpretadas por Balamb Garden, el grupo del que Magnus es vocalista. A lo largo de las páginas hay varias referencias que llevan al final del libro, donde podemos encontrar los enlaces para escuchar los temas en el sitio web del grupo. Es algo que siempre funciona bien, porque te permite ponerle banda sonora al libro (algo parecido, pero más literal incluso, hicieron Javier y José Negrete en Los héroes de Kalanúm, donde te encontrabas enlaces hacia los temas instrumentales que José componía para ciertos pasajes del libro), y que si a mí no es lo que más me gusta se debe simplemente a que los añadidos a la lectura siempre los cojo con pinzas. Eso incluye también las magníficas ilustraciones de los capítulos (que encontramos solo de forma online); en cualquier caso, ambas iniciativas son geniales a la hora de amenizar la lectura y crear el universo del libro, y si no las doy el 10 es únicamente por “prejuicios” personales, no porque no lo merezcan (que lo merecen por sí mismas y por el esfuerzo que se les ha dedicado).

No todo son cosas buenas, sin embargo. Hay detalles que me hacen chirriar la lectura de los capítulos. En primer lugar, el hecho de que se trate de una novela que comenzó a salir de forma online, por capítulos, hace que en los primeros haya un breve resumen de lo que ha pasado en capítulos anteriores; eso, importante cuando se trata de una lectura por fascículos (e importante por tanto en la concepción original), se hace innecesario en el libro publicado, donde se supone lo lees todo del tirón (poca gente hay que se lea un capítulo y deje pasar una semana hasta el siguiente). Eso hace un poco lenta la lectura, al igual que las constantes referencias que hace Magnus a los grupos de música que influencian a The Jammers. Comprendo perfectamente lo que le motiva a hacerlo (es más, yo mismo meto referencias similares en una de mis novelas de ciencia ficción), y es algo que en el cine o en el cómic funcionaría genial; en la novela, sin embargo, mencionar en varias ocasiones que alguien lleva una gorra de Balamb Garden, o que es fan de Depeche Mode, es algo que distrae al lector y lo saca un poco de ese mundo futurista que se nos ha creado (no ocurre lo mismo, sin embargo, con las referencias a tecnología “obsoleta” que actualmente está a la orden del día, y que suponen un soplo de aire fresco al dar una referencia conocida y con cierto tono de burla en un mundo por lo demás inhóspito para nosotros).

Por otra parte, no termina de convencerme el estilo, el pulido final, del texto. Magnus es un escritor magnífico, con una imaginación desbordante, pero con un estilo que a veces me chirría un tanto, y me parece poco trabajado. Hay expresiones demasiado enrevesadas, cosas que se explican a pesar de ser innecesaria esa digresión… El estilo de narrador en primera persona de la historia acentúa un poco esa impresión, de la que resulta muy difícil librarse. Eso, unido a un maquetado mejorable (aunque aquí se perdona por completo, porque si os contara los líos de edición que tiene el pobre os echaríais a llorar) se convierte en el punto más flojo de la novela.

Como último apunte, hay que reconocerle a Magnus un detalle que me parece soberbio. A todos aquellos que apoyaron (bueno… apoyamos, mejor dicho, me enorgullece decir que puse mi minúsculo granito de arena para que esta maravilla viera la luz) la publicación del libro, se les dio la posibilidad de aparecer ellos mismos o un ser querido en la historia, en cameos que sin duda nos sacan una sonrisa a quienes los protagonizamos (o a quienes conocemos a sus protagonistas). Es un detalle muy sencillo, pero que sin duda cumple el sueño de muchos, y que por ello no podemos dejar de agradecerle.

No mucho más me queda que decir, salvo que merece muchísimo la pena leerlo. "Si tienes interés en leer gratuitamente los capítulos online o comprar el libro en papel, puedes hacerlo en esta dirección.

Allez-y, mes ami!

Buenas tardes, y buena suerte.

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LO MEJOR: la construcción de los personajes (y sus matices) y los ambientes, y cómo se interrelacionan entre sí. La fusión entre cómic y sci-fi. La cercanía del autor al lector (que se nota). Y la imaginación desbordante que derrocha el libro.

LO PEOR: la maquetación, aunque tiene excusa, me resulta un tanto pobre para un libro tan extenso. Ciertas referencias distraen de la lectura, y el estilo no es mi favorito.

VALORACIÓN: como aún no he terminado de leerlo no pondré nota, aunque va camino del 8,5, y de gustarme más que Los Caídos (aunque no creo que me encandile tanto como Los siete secretos del mundo olvidado, que para mí significó muchísimo, por las circunstancias en que lo leí).

1 comentario:

  1. Menos mal que solo has leído cuatro capítulos xDD ¡Qué análisis! Estoy deseando leer tu opinión de la novela completa. (Por cierto, yo también odio los resúmenes del principio, creo que le cogí manía a Echo solo por ellos xDD).

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