lunes, 6 de agosto de 2012

Haruki Murakami - After Dark (2004)




Me he ido creando un mundo propio. Y cuando estoy en él, yo sola, me siento hasta cierto punto tranquila y segura.

Murakami es una de nuestras debilidades. Sobre todo de Spartan George, pasión que ha intentado transmitir al resto de integrantes del blog. Tras descubrir un ejemplar de After Dark en un rincón de la humilde biblioteca en que se ha convertido mi habitación, decidí probar su lectura, por si acaso el pesado de mi compañero tenía razón. Y la tenía.

No perderé tiempo en repasar la vida, el mismo Spartan George lo hizo en la crítica de Sauce ciego, mujer dormida. Otras críticas suyas fueron 1Q84 y la obra que repasamos hoy After Dark. También Joseca escribió otra crítica brillante de El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas.

El libro es, como la mayoría de los libros de Murakami, un conjunto de tramas aparentemente separadas, que bajo el influjo de la brisa nocturna japonesa van relacionándose. Mari, la joven solitaria que lee en una cafetería tras perder su tren, se ve interrumpida, primero por Takahashi y luego por una portera de hotel. Mientras su hermana Eri duerme en una habitación donde la realidad va perdiendo forma.

Los personajes son el verdadero valor de la novela. Complejos, con varios matices y en cierta manera, atormentados. Atormentados por algo que no les deja dormir. Porque nadie quiere ni puede dormir en esta novela. Aunque si hay algo peor que no poder dormir, es estar tan hastiado de la vida, que quieras dormir eternamente sin despertarte. No me refiero a la muerte, sino dejar que Morfeo te ampare de tu vida, huyendo de los azares de la vida. Ese es el caso de Eri, que prefiere sumergirse en un sueño, en una vida falsa, a pesar de ser una mujer joven, hermosa y con éxito.

Mientras Mari se siente el patito feo, refugiándose en el papel de los libros y el estudio. Hasta que Takahashi la intenta devolver a la realidad, demostrándole quien es en realidad y ver su valor. Mari y Eri son los dos extremos de la cuerda de la vida. Se rechazan por su propia naturaleza, siendo finalmente Takashashi el puente que las une.

Por otro lado, Murakami muestra a otros personajes menos metafóricos y más torturados por las sombras. Una prostituta china agredida, un ejecutivo que trabaja por la madrugada, que engaña a su mujer y que disfruta agrediendo a putas, sin saber que la mafia le buscará por eso. La amargura de la vida la representan la portera Kaoru, que a pesar de los palos de la vida sigue sobreviviendo; o Korogi, que huye de la propia sombra de su pasado: A veces siento como si estuviera haciendo carreras con mi propia sombra. Ambas mujeres a pesar de todo no pierden su bondad ni su sentido de justicia, sino que se mantienen fieles a ellas mismas y a sus valores.

La narración es en tercera persona. Destaca el uso del narrador testigo, siendo nosotros los invitados a la visión del propio autor, que es quien gobierna la cámara y nos señala lo que tenemos que observar. Las descripciones son brochazos de autentica genialidad. La búsqueda de planos y el enfoque en ciertos detalles recuerda al cine, que junto al jazz, es una constante fuente de referencias, estando cada ambiente bajo la influencia de una canción. El estilo es sencillo, y directo pero preciosista. El lector se ve sumergido en la melodía de las palabras de Murakami. Incluso cuando aparece el surrealismo en la habitación de Eri Asai. Una mezcla perfectamente coherente entre la realidad y la fantasía, representadas metafóricamente en el final del libro.

Por lo que leído a otros colegas del blog y a mi propia experiencia, el autor flojea un poco en los finales. No es que sean malos, sino que son demasiado rápidos. Y abiertos, dejándote de demasiadas ganas de más. Y en After Dark, el final se vuelve es demasiado surrealista, sin saber exactamente que ha pasado con Eri Asai, aunque es preferiblemente creer que ambos la persona que forman las dos hermanas muestre señales de un cambio con respecto a ellas.

Lo mejor: Los personajes

Lo peor: El final. Estocada demasiado rápida y sin dar tiempo a cerrar heridas.

Nota: 8. Muy buen libro, que deja claro que Murakami es un gran escritor. Pero aún así le falta algo para ser obra maestra. ¿Lo tendrá 1Q84?

1 comentario:

  1. Si puedes, revisa la crítica. Por otra parte, yo ya dije todo lo que tenía que decir cuando subí la mía, coincido contigo en casi todo. Y "1Q84", como ya dije, me parece su mejor obra, con mucha diferencia.

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