domingo, 23 de diciembre de 2012

Calderón de la Barca - La vida es sueño (1635)




Apurar cielos pretendo ya que me tratáis así, que delito cometí contra vosotros naciendo.”


Tras una larga travesía del desierto, transportando el terrible peso de varios exámenes universitarios, volvemos a realizar críticas. Y para redimirnos ante los lectores que han soportado estoicamente la espera, traemos una de las obras más grandes de la literatura española. La Vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca.


Perteneciente a la gran época de nuestra cultura, el Siglo de Oro. En pocas calles madrileñas convivieron artistas de la talla de Lope de Vega, Quevedo o Calderón. Este genio en concreto nació en 1600 en Madrid, y fue un autor muy precoz. Su origen aristocrático y su carácter pesimista marca su obra. El médico de su honra, El alcalde de Zalamea o El gran teatro del mundo son algunas de sus obras más importantes.



Rosaura, acompañada de Clarín, llega al reino de Polonia con planes de venganza. En su camino, se refugian en lo que resulta ser la cárcel de Segismundo, hijo del rey Basilio. Oyen sus lamentos,  y Rosaura, conmovida, se acerca a él. Clotaldo, ayo y guardián de Segismundo, les descubre. Cuando va a ejecutar la sentencia, ve que la espada de Rosaura, que va disfrazada de varón, es la suya.  Es la prueba de que ella es su hija. Le promete a ella que la apoyará en sus propósitos.  


Mientras, el causante del enojo de Rosaura, Astolfo, busca el matrimonio con Estrella, para poder heredar sin conflictos el trono de su tío, el rey Basilio. Pero él les revela la existencia de Segismundo, encerrado en una prisión debido a que los astros advertían que iba a ser un tirano. Decide devolverle su título de príncipe heredero si su comportamiento es adecuado cuando llegué a palacio.


La obra es la lucha entre  el destino y el libre albedrío. La predestinación protestante y la católica libertad del hombre. Segismundo está marcado, y esa marca le conlleva una terrible existencia. Algo en su interior le lleva a comportarse como el tirano, como un animal con ansias de venganza. Ya en palacio, no duda al tirar a un criado por la ventana o  intentar violar a Rosaura, de la que se encuentra bastante atraído.


Así vuelve a su estado de prisión, creyendo que ese día en palacio fue un sueño. Y es en este momento donde proclama uno de los mejores monólogos de la literatura universal. "¿Qué es la vida Un frenesí. / ¿Qué es la vida Una ilusión / una sombra, una ficción; / y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, / y los sueños, sueños son."


En este monologo, se juntan varios temas. La levedad de la vida y de las cosas. La frivolidad de nuestro egoísmo. La fantasía de nuestros amores y nuestros éxitos que se convierten en ceniza y polvo como la misma tierra que pisamos. Es bajo este pesimismo cuando Segismundo intenta enfrentarse a su destino.


Los personajes son bastantes esquemáticos, coaccionados y sujetos por la densa filosofía que impregna los diálogos. Solo Segismundo consigue vivir en completa armonía con la carga pesada de las reflexiones. Del resto de personajes me quedo con Rosaura,  que afronta el tema del honor, clásico de los clásicos en este Siglo de Oro; y Clarín, el bufón de la obra pero capaz de filosofar si es necesario


Calderón practicaba el culteranismo, siendo su principal exponente. Su texto está repleto de hipérboles, metáforas e imágenes, así como de figuras mitológicas como hipogrifos y el laberinto de Minos. Quizá en ocasiones dificulte el seguimiento de la obra, sobre todo en representaciones. Los versos y la métrica son sencillamente perfectos.


Quiero señalar que tuve la ocasión de disfrutar de la obra en el escenario. Concretamente en el teatro de Valle-Inclán. Gran trabajo de iluminación, bastante sobrio, como las actuaciones, exceptuando a una excepcional Blanca Portillo, que interpreta de forma tan magnifica a Segismundo, que te olvidas que en realidad es una mujer. Siento realizar la crítica demasiado tarde por si había algún interesado, pero ya apenas días atrás terminaron las funciones. Pero recomiendo fervorosamente la obra de Doña Perfecta, en el teatro María Guerrero, que está disponible hasta el 30 de diciembre.


Lo mejor: Monólogos eternos. El uso inteligente de metáforas sin parecer pedante.

 Lo peor: ¿Quizá demasiado difícil en una representación? No hay tiempo para degustar las constantes metáforas y puedes llegar a perderte en la densa niebla filosófica.

Nota: Matrícula de honor. Volvemos por todo lo alto.

5 comentarios:

  1. Probablemente, la más grande del teatro español. Aunque yo tenga debilidad por "Yerma" de Lorca, y "Luces de Bohemia" de Valle-Inclán, creo que esta corona el top 3. Y prefiero equiparar a Shakespeare con Calderón que con Cervantes en nuestra literatura. Lo siento, Lope.

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  2. Está en el top 3, pero creo que de la literatura universal. ¿Hay alguna obra otra que consiga reunir tanta filosofía y crear un texto bello, del que te puedes aprender de memoria versos?

    Alguna de Shakespeare, como el Rey Lear o Hamlet y poco más.

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  3. Y Sófocles ;) A Séneca le dejamos fuera porque es un peñazo :P

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  4. Claro los clásicos grecolatinos no pueden faltar. A Séneca no lo he leído.

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  5. Yo lo he intentado. Reconozco que nunca lo he terminado. Es bueno, pero muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuy denso.

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